Ocurría el 15 de Julio de 1926. Aquella tarde era bendecido el Balneario de Nuestra Señora de la Palma y del Real. Ya se pueden imaginar la de curiosos que se pudieron acercar hasta allí para presenciar tal acto. Y en el interior, en su salón, el presidente por entonces de Diputación, conde de Villamar recibía a unos invitados en lo que antes se conocía como un lunch servido por el Bar España.

Y todo en medio de un ambiente festivo en el que ni faltó la música de una banda que entonó la marcha real entre otras ni los cohetes en el cielo dispuestos a celebrar tal inauguración. El obispo hizo lo propio visitando y rociando con agua bendita los salones del flamante edificio.

Como curiosidad, la prensa de la época nos detallaba en qué consistía el pequeño aperitivo: langostinos, emparedados de crema de anchoas, foigrás, queso, galantina de pollo, jamón de York a la americana, queso y hasta pasta y dulces varios.

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Con el alcalde también presente, el gobernador civil doctor Pineda y el propio Presidente de Diputación, se sirvió el champagne ante un público que los aplaudía. Más tarde en torno a las diez de la noche, tenía lugar la prueba del alumbrado, que salió a las mil maravillas.

@ManoloDevesa