Pasear por la ciudad es toparte a menudo con diferentes bustos de personajes que un día existieron. Uno puede quedarse tan pancho sin saber quiénes son e ignorar la historia de la ciudad donde reside o ahondar un poco en ella y salir ganando. A Don Diego Fernando Montañés y Álvarez le han llegado poner hasta mascarilla. Ya saben la guasita que hay en Cádiz. Lo podemos encontrar en los jardines de Canalejas y guarda estrecha relación con la famosa calle Montañés que sale a Palillero desde Candelaria. ¿Quién era este hombre para que la historia lo haya premiado con un busto y una calle?
Aunque vivía en Madrid tanto él como sus padres, Gabriel Quintín Montañés y María del Pilar Blanca Álvarez, eran en realidad gaditanos. Su amor por la ciudad fue el que le empujó a invertir su inmensa fortuna en la ciudad. Cuando su testamento llega a Cádiz hay un pleito de cinco años ya que el Ayuntamiento pretende destinar su dinero a otros fines que no eran los que deseaba Montañés. Finalmente el prestigioso bufete de abogados de Francisco Silvela consigue que fructifiquen los deseos de Montañés y Cádiz puede beneficiarse de su última voluntad. Es con ese dinero que se pagan las mejoras en el Puerto de Cádiz, en los almacenes de mercancías del Muelle del Martillo (hoy Alfonso XIII) o se construye el Muelle del Hierro de Puntales además de traer finalmente las aguas potables a la ciudad que antes se abastecía de pozos y aljibes.

Es por eso que en los jardines de Canalejas podemos ver el busto totalmente merecido a uno de los mayores benefactores de la ciudad. Por cierto, que no sé si saben que el busto ha pasado por varias ubicaciones: al principio fue colocado donde hoy está la Fuente de las Tortugas, luego pasó a un lateral de la Diputación Provincial hasta llegar a colocarse donde actualmente está.

UN PASEO POR LA CALLE MONTAÑÉS
Montañés comparte además el nombre de una conocida calle gaditana que comienza en la plaza de La Candelaria y termina en el mismísimo Palillero. Por eso mismo en un alarde de gran originalidad se llegó a llamar calle Candelaria y también de Las Descalzas por el convento que encontramos aquí. También se denominó calle de Bohórquez. No es hasta 1884 que se decide bautizar como Montañes.
En Montañés nos topamos con algunos establecimientos: la farmacia de Palillero que hace esquina con la misma calle y la cafetería Sibilah que tiempo atrás fue la mítica Mónaco. Por cierto, muy recomendables sus batidos helados de sabores a Chips ahoy, Kit kat, Oreo o Kinder pasando por sus maravillosos gofres y crepes artesanos o diferentes tartas. Su servicio es amable y correcto. La calle cuenta además con una hospedería, la Iglesia de la Piedad y una pequeña peluquería en lo que antes era un estanco que abría prácticamente durante todo el día casi todos los días del año. Por último y haciendo esquina con Palillero también nos topamos con el Banco Santander.

Muchas gracias por la información.
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