Hace catorce años que su voz se apagó. La misma que el mar que bailaba junto al Teatro José María Pemán tuvo el privilegio de escuchar durante tantos veranos con un público que la esperaba ansioso dentro y fuera del teatro. Parece que lo estoy viendo: los alrededores del Parque Genovés atestado de personas que se quedaban fuera porque desde ahí, la voz de «la Jurado» también se escuchaba.

Cádiz no solo la premió con su cariño, sino que le ofreció lo más preciado de esta tierra: sus Carnavales concediéndole además el lujo de ser la primera mujer que pregonara la fiesta de Cádiz por antonomasia. Fue en 1985. El año de El Callejón de los negros y de Mi no comprender.

Rocío apareció flanqueada por un pelotón de soldados franceses ante una plaza de San Antonio a reventar vestida de piconera ante un pueblo que la escuchó, la aplaudió y la ovacionó. Es curioso que con los años, uno tenga la sensación de que con los años parezca que canta mejor. Si es que se podía, claro…

@ManoloDevesa