Se habían convertido en la sensación de esta angustiosa cuarentena. La portuense Tía Pepa y su sobrino Antonio se han convertido en cuestión de semanas en dos personajes muy conocidos y queridos por el gran público que acude cada día a su canal de Youtube a reírse con las ocurrencias y conversaciones de los dos.

Sin embargo anoche con semblante serio y muy emocionado, su sobrino Antonio, al que su tía llama cariñosamente «Tito» informaba de la decisión que había tomado: no volver a colgar más vídeos de su tía en las redes sociales. La razón tal y como él explicó se debe a «las almas negras que hacen muchísimo daño«. Es consciente de que la mayoría son comentarios positivos y da las gracias por las numerosas muestras de cariño. Reconoce no saber gestionar ni la popularidad ni las propias redes sociales. «Para nosotros ha sido una experiencia muy gratificante. Nos habéis llenado de felicidad y optimismo hacia las personas por saber que hay muchas bonitas como vosotros«. No obstante vuelve a hacer mención a esos otros comentarios que le hieren y le hacen muchísimo daño. Se le ve dolido. Nos confiesa, con la complicidad que en definitiva le da sus muchos seguidores, que nunca pensó ganar dinero con eso pero que si finalmente lo hubiese hecho ya había pensado en qué invertirlo: recuperar el vapor del Puerto y llamarlo «El Vapor de la Tía Pepa». Antonio se derrumba ahí.

¿Cuál ha sido el secreto para que media España se enamorase de la Tía Pepa a pesar de su fuerte carácter? En una conversación con su sobrino Antonio cuando intentaba convencerlo para entrevistarlos a los dos, le decía que probablemente sus conversaciones hayan sido el más fiel reflejo de las relaciones familiares que van desde la complicidad y cariño que percibimos hay entre ellos a los numerosos reproches. Un soplo de aire fresco en una sociedad cada vez más llena de complejos y correcciones. El secreto de su éxito es ser ella misma. Alguien sin filtro alguno que te sorprende por la sencillez y claridad de sus palabras con esa actitud que solo te da la sabiduría de quien ha vivido mucho. Desde hoy la Tía Pepa volverá a tener esas mismas conversaciones con su sobrino. Se enfadará, se reirá y llorará como siempre lo ha hecho. Pero eso sí, ya sin ninguna cámara delante.

@ManoloDevesa