Cada vez que voy al Hospital Puerta del Mar no puedo evitar observar con cierta curiosidad cada uno de sus rincones: sus pasillos y habitaciones guardan a buen seguro historias de todo tipo: terribles, apasionantes y por qué no entrañables.

Sin embargo, hay un lugar donde mi mirada también se dirige muy a menudo: sus ascensores. Los mismos de los que cuentan inquietantes leyendas e historias sobre apariciones fantasmales.

Y no puedo evitar tampoco cuando veo caminar por sus instalaciones a su personal, preguntarme si todos serán reales… Porque sobre el Hospital Puerta del Mar se cuenta desde siempre la existencia de una amable enfermera siempre dispuesta a ayudarte. No tendría nada de especial la amabilidad de esta servicial profesional si no fuese porque se trata en realidad de un misterioso ente. Según cuentan, ese ente que se pasea por el Hospital como si aún allí trabajase podría tratarse de una antigua religiosa que trabajaba allí y que tiempo después regresó al Hospital una vez colgado sus hábitos. Según dicen la mujer no volvió siendo la misma. Había cambiado. Y cuando con el tiempo murió, siguió deambulando por los pasillos de aquel hospital en el que durante tiempo había trabajado. Trabajadores, enfermos o familiares de hospitalizados se han atrevido a contar sus experiencias poniendo los vellos de punta a quien los escuchaba con atención.

Es el caso de un trabajador que asegura como en una ocasión se dirigía a uno de los ascensores y veía como una enfermera se adelantaba a él segundos antes dispuesta a pulsar el botón para montarse. Su sorpresa fue mayúscula cuando se montó detrás de ella y en el ascensor no había absolutamente nadie. Incapaz de creerse aquello, cuenta que incluso salió del ascensor para ver si alguien más había visto como entraba en el ascensor… 

Otra trabajadora también ha confesado sus vivencias dentro del hospital. En su caso, los insistentes avisos de una habitación desocupada llamaron su atención. Fueron tantos que ella misma se personó dudando ya de si realmente no había nadie. Se acercó al final del pasillo y vio como una compañera entraba. La siguió pensando en que efectivamente la habitación había sido ocupada. Pero no, cuando llegó no solo la habitación estaba vacía sino que ni siquiera había rastro de la enfermera que había acabado de entrar. Asombrada, cuenta que se lo contó a la limpiadora que entraba en ese momento. «Aquí pasan cosas muy raras» le confirmó.

El interés por este tipo de sucesos ha llevado a empleados a realizar incluso psicofonías con su teléfono móvil obteniendo sorprendentes resultados. Sin embargo, no acaban aquí los testimonios. Hay uno de un familiar que visitaba a un hospitalizado y el resultado es estremecedor. Tras salir de la habitación y una vez en el ascensor, el hombre no podía salir de su asombro cuando justo a si lado apareció de la nada una mujer vestida de negro y con muchas arrugas en la cara. ¡No lo podía creer! ¿Cuando se había montado? Horrorizado salió del ascensor con el corazón en la boca.

Por eso, cuando voy por el Hospital y me fijo en las numerosas enfermeras y enfermeros, siempre me asalta la misma duda: ¿quiénes de ellos estarán vivos y quienes no?

@ManoloDevesa