«La Regata de los Grandes Veleros 2016» no solo tenía el peso del éxito de las anteriores con la alargada sombra del Partido Popular en el Gobierno si no que ya comenzaba con el hándicap de que el barco insignia de Cádiz, «Juan Sebastian El Cano» no estaría presente desatando como ya es habitual los más rebuscados y sorprendentes comentarios. Y aunque efectivamente, ha faltado a su cita con Cádiz, la ciudad lo ha tenido muy presente a lo largo de estos cuatro días.

Sin embargo, y a la espera de los informes que arrojen los resultados definitivos del éxito o fracaso de esta Regata, que servirá probablemente para nuevos enfrentamientos entre Gobierno y oposición, sean positivos o negativos, uno se atrevería a decir ya que ha sido un auténtico éxito a juzgar por las enormes colas de gente en cualquier restaurante o bar de tapas o la cantidad de personas que acudían en masa a visitar el Parque temático.

Ahora bien, este hipotético éxito no nos puede eximir de hacer autocrítica y mejorar todo lo mejorable. Por ejemplo, seguimos teniendo en el transporte público nuestro punto débil. No sé si es organización o falta de transportes. El caso es que esperar un autobús en una pequeña ciudad como la nuestra más de treinta minutos es cuánto menos desesperante. Y ocurre siempre en todas nuestras fiestas. Por otra parte y aunque nos duela esconderla y no mostrarla a los visitantes, las fuentes de San Juan de Dios deberían ser tapadas como se suele hacer en Carnavales.

Mención aparte merece el comportamiento y la falta de miras al futuro de algunos de nuestros gaditanos, el verdadero lastre de nuestra ciudad. El quejica que se pasa la semana echando mierda por la boca porque «no pueden descansar bien por el ruido y el jaleo de las fiestas«. Nos hemos acostumbrado a que este tipo de eventos brillen por su ausencia y cada vez que nos topamos con uno, la mortífera paz de la que a muchos parece que les gusta disfrutar pese a poner en peligro el futuro de Cádiz parece tambalearse. Es mejor que estas cosas las hagan fuera ¿verdad? Y luego, quejarse porque aquí no hacen nada. Una ciudad dormitorio ¿es eso lo que queremos?

Cádiz necesita de este tipo de ofertas para relanzarse como potencia turística y para eso se debe trabajar duro desde ya para que cada verano, nuestro muelle que tantas alegrías nos da cuando lo «bienaprovechamos», siga siendo uno de los más destacados atractivos de nuestra tierra. Si bien una Regata cada año sería complicado, si que podríamos buscar la fórmula idónea para encontrar una fiesta donde el mar fuese el verdadero protagonista. El muelle como escenario perfecto, lugar donde podrían no solo instalarse las tradicionales pequeñas casetas que ofrecen comida y bebida, sino diferentes tiendas y pabellones donde pudiesen organizarse diferentes actos y exposiciones. Paseos por el mar, el parque de atracciones que a tantos chicos y grandes atraen, discotecas al aire libre, conciertos y pequeños concursos de música.

Es hora de ponerse a trabajar duro: Gobierno y oposición. Dejar a un lado las diferencias y trabajar por lo único que los ciudadanos les van a premiar luego: por el bien de la ciudad.

@ManoloDevesa