Muere Seisdedos, el policía local que dejó las aceras de Cádiz libres

Dicen que no se le escapaba ni un solo coche en la acera y eso casi diez años después de su jubilación es algo que aún los gaditanos recuerdan. Su etapa de policía local al mando de la grúa municipal le valió para ganarse el respeto o el miedo (según se mire) de la ciudad entera. Como bien dice él: «Solo cumplía con mi trabajo». Aunque muchos reconocen que era bastante duro y eso le valió incluso pintadas en alguna que otra calle del casco antiguo o referencias a su persona en las coplas del carnaval.

Yo a Joaquín lo conocí hace unos años. Ya jubilado y siempre con su perrita que dejaba amarrada en las mesas de fuera de la librería Raimundo, se tomaba su café en el V Centenario de la plaza de San Francisco. Lejos de la imagen que medio Cádiz tenía de él, la que nosotros (mi compañera y yo) teníamos era la de un hombre afable que siempre tenía algún tipo de broma hacia los dos. «Venga Raimundo a trabajar» me decía sabiendo que yo no era Raimundo pero que trabajaba en su librería. Su pasión por los carteles de Semana Santa también lo hizo aparecer por allí en alguna ocasión: «¿Han dejado algún cartel para mí?«

Cuando aquella afonía lo sorprendió recuerdo la incertidumbre y hasta el miedo en sus ojos. «Tienen que hacerme una biopsia» me dijo con semblante preocupado. No era para menos por todo lo que se le venía. Las últimas veces que tuve oportunidad de verlo ya en silla de ruedas apenas podía hablar. Pero incluso así con señales era capaz de decirme en tono de broma que dejase el móvil por la calle. Genio y figura.

Con el fallecimiento de Seisdedos, Cádiz pierde uno de sus peculiares personajes. De esos que siempre quedarán en el imaginario colectivo de la ciudad. El policía local que logró que las aceras de la ciudad permanecieran libres de coches para su orgullo. Y lo hizo cumpliendo con su trabajo. Por más coraje que le diera a más de uno y de una. DEP

@ManoloDevesa

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