Pedro Sánchez ha petado. Al menos eso parece. El nivel de crispación de la política en España ha llegado a tal punto que el Presidente del Gobierno tras la denuncia interpuesta por el sindicato ultraderechista Manos Limpias basada según ellos mismos en «noticias de periódicos» a su mujer Begoña Gómez ha decidido darse un tiempo para reflexionar. Un hecho sin precedentes en el que Sánchez sopesará la posibilidad de abandonar el Gobierno haciéndose a un lado. El pasado viernes hacía pública en sus redes sociales una carta donde venía a decir que necesitaba recapacitar sobre si todo lo que está sucediendo le compensaba al tocar ya a miembros de su familia. En definitiva, si seguir o no en el cargo de Presidente. La decisión la dará a conocer mañana lunes en una acaparadora aparición ante los medios.
Llevamos años observando cómo el nivel de crispación y polarización provocadas por medios de comunión y los propios políticos ha ido subiendo a niveles altamente alarmantes. La derecha contra la izquierda y viceversa no ha provocado sino auténticos bochornos que se han traducido en situaciones realmente vergonzosas. Desde el jarabe democrático con el que Pablo Iglesias definía a los escraches hacia dirigentes populares a las multitudinarias manifestaciones ante su casa o a las puertas de Ferraz con banderas anticonstitucionales y gritos a favor de la dictadura franquista. De las continuas faltas de respeto entre diputados en el Congreso con la inclusión de algún que otro insulto de gran calado a discursos que buscan más su viralidad en las redes sociales que aportar algo verdaderamente importante para el país. Sin embargo lo peor es que para todo esto hay su correspondiente excusa y un séquito de personas dispuestas a dejar sin cabeza a quien opine lo contrario. El pueblo contra el pueblo.
Independientemente a la decisión a la que Pedro Sánchez llegue mañana, el parón del Presidente debería servir como punto de inflexión para que la política española en general entienda que no todo puede valer. Hoy le ha tocado a Sánchez pero mañana a saber. Lamentablemente no lo harán. Esto continuará en los próximos días y si no observen. Y aunque muchas voces alerten de que precisamente lo que quieren es provocar la división y el conflicto en el pueblo, lo que deberían saber es que si el tiempo ha demostrado algo a lo largo de estos años es que pocos son los dirigentes políticos que más tarde o más temprano no han acabado tomando de su propia medicina.
@ManoloDevesa