En estos días de Semana Santa aprovecho para explicaros algunas expresiones que tienen una connotación religiosa. Hay muchas pero aquí os explicaré solo cinco. Empecemos por la primera: ¿Se han parado a pensar alguna vez por qué se dice «Jesús» cuando estornudamos? Pues entre otras posibles explicaciones parece que su origen está en la salud puesto que hubo un tiempo en que cuando alguien estornudaba se creía que era síntoma de enfermedad. De hecho uno de los síntomas de la peste negra, que se llevó por delante a tanta gente, era el estornudo. Por lo que se exclamaba «¡Jesús» para pedir a Dios que no cayese enfermo. Hoy día se utiliza más por algo de cortesía o educación.
Otra expresión que utilizamos mucho y cuyo origen es religioso es la que pronunciamos al tocar un tema espinoso en la que necesitamos indagar. Solemos entonces decir que lo hacemos sin la intención de «meter el dedo en la llaga«. Pues bien la frase en cuestión hace alusión a cuando tras morir en la cruz Jesucristo, uno de los apóstoles, Santo Tomás, no cree en la resurrección y tiene que tocar las llagas heridas del cuerpo de Cristo para cerciorarse de que efectivamente era él.
¿No os habéis percatado que cuando alguien paga bien lo hace «religiosamente»? Es la señal de una época en la que la iglesia era la que mandaba. La que decía qué estaba bien y qué no. Por lo que pagar o cumplir religiosamente era hacer lo correcto directamente.
Seguro que en algún momento de nuestras vidas hemos dicho eso de «Yo me lavo las manos«. Esta expresión tiene claramente un origen religioso también ya que hace alusión al gesto de Poncio Pilatos tras mandar a crucificar a Jesús. El lavarse las manos fue un gesto de despreocupación sobre un tema que no era baladí como la decisión de crucificar a Jesús o no. Pilatos le pasó el marrón al pueblo para que fuese él quien decidiera. De esa manera él «se lavaba las manos» del tema en cuestión.
¡Hombre! Estando en la ciudad que estamos es imposible pronunciar la siguiente frase sin acordarnos de una polémica chirigota del carnaval de los años 80. Ser un «tonto de capirote» también tiene su origen en la religión. Porque hubo un tiempo en que el capirote que hoy vemos en las cofradías de Semana Santa lo utilizaba la Santa Inquisición para colocárselo en la cabeza al acusado de cualquier delito y así señalarlo y ridiculizarlo. Razón por la que el pueblo se burlaba de él llamándolo entre otras lindezas «tonto». Es más, según he leído, muchos de estos acusados salían en las primeras procesiones religiosas, arrepentidos de sus pecados. Por lo que el capirote fue incorporado al recorrido religioso por este motivo.
@ManoloDevesa