Aquí, penitentes

En la librería en la que trabajo dispongo de un libro que mi admirado profesor gaditano Pedro Payán Sotomayor bautizó como «Léxico cofrade gaditano» y que sacó Quorum en su día con mucho éxito, donde se recogen aquellas palabras que utiliza el gaditano en el ambiente cofrade. Entre ellas aparecen tales como espejo, acólito, canastilla o capillita entre otras muchas. Y por supuesto penitente. Pero ojo, penitente para referirse y cito textualmente al «miembro de una cofradía que hace estación de penitencia vestido con túnica y cubierto por el antifaz y el capirote, y que porta cirio o insignia«. Sin embargo hace tiempo que en los mentideros cofrades se empeñan en sustituir estas palabras gaditanas por otras traídas de otras tierras. Efectivamente, sabemos que a los penitentes en otros lugares, entre ellos en la admirada Semana Santa sevillana, se les dice nazarenos. Asumimos que es así y en su derecho están en llamarlos como ellos crean conveniente. Otra cosa es que algunos medios de comunicación e incluso los propios cofrades gaditanos anden metidos en una lucha por ver quién habla más sevillanamente cofrade dejando al gaditano en el rincón del olvido.

Aunque hace unos meses ese Congreso de la Lengua pusiese en relieve la peculiar forma de hablar del gaditano colgando incluso palabras típicas de nuestro día a día en los balcones de la ciudad y devolviendo al éxito (si es que alguna vez dejó de serlo) de nuevo el icónico libro de Pedro Payán «El habla de Cádiz», desde hace años hay quién para referirse a la Borriquita dice «La Paz» y cuando hablan de La Cena no se refieren a lo que vayan a comer por la noche sino a la cofradía de Santo Domingo. Los pasos en Cádiz no doblan ahora la esquina, hacen una «revirá», al recorrido que hacen desde que el capataz da con el martillo para avisar de la levantá ahora es «chicotá» y por supuesto los penitentes desde hace unos años son nazarenos.

No se trata de ser más papistas que el Papa, que de eso aquí sabemos mucho. No seré yo desde luego quien caiga en el error de decirle a nadie cómo tiene que hablar. No hay cosa que respete más que el respeto a los demás. Pero eso no quiere decir ni mucho menos que no reivindique ni defienda el derecho a que el gaditano siga utilizando las palabras típicas de su tierra que les de la gana sin que eso sea considerado poco menos que involución. Que digo yo que alguien tendrá que poner pie en pared para que la esencia y la identidad de esta tierra no sea ultrajada entre apartamentos turísticos, viviendas de lujo para la gente de fuera, negocios cada vez más impersonales o la actitud de quien viene aquí (no todos afortunadamente) a «quitarnos las hambres». A ver si un día me voy a levantar y voy a sentirme ridículo cuando llame a alguien carajote porque en el resto del país no se diga así. Con lo bien que se queda uno cuando se lo dice a alguien que efectivamente lo es. Estoy seguro que para muchos de esos que cuando un paso hace una parada dicen ahora «sitio» yo mismamente lo sea…

@ManoloDevesa

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