Antes de que alguien lo pueda pensar, esto no es ningún guiño a aquel programa matinal de Antena 3 que no llegó a alcanzar las audiencias deseadas de mi admirada y tristemente desaparecida Teresa Campos. Es algo que tenía ganas de compartir con vosotros porque quizás no esté solo en esta sensación que me corroe desde hace tiempo. Lo llevo observando desde hace mucho pero lo de estos últimos meses ya ha superado todas mis expectativas.
Les hablo de toda una artimaña política. ¿Para qué vamos a disfrazarlo de otra cosa? Una peligrosa artimaña diría yo que lo que persigue es la sumisión, el pensamiento único, la falta de opinión, de crítica y de reflexión de todo un pueblo. ¿No tenéis la sensación de un tiempo a esta parte de que hay un especial interés por decirnos cómo tenemos que sentirnos y cuando tenemos que ofendernos o alegrarnos? ¿Quién dicta las normas para dibujar el perfil de un buen español? ¿Por qué una mujer no puede mostrarse crítica con un feminismo con el que no se identifica? ¿Sería yo una mala persona si me siento más andaluz que español?
A ver si puedo terminar este párrafo antes de que me cataloguen de facha o algo por el estilo. Estamos de acuerdo con que el comportamiento de Luis Rubiales la noche en que la Selección Femenina ganaba por primera vez un Mundial fue del todo lamentable. Su comportamiento con Jenny Hermoso y con la Reina Letizia y sus hijas bien vale desde luego el reproche de todo un país. Sin embargo de ahí a la que se ha armado me parece un auténtica pasada. No por el hecho en cuestión, que vuelvo a reiterar tiene todo mi desprecio, si no porque tengo la sensación de que se intenta dar la imagen de un país horrorizado que si pones un pie en la calle, no le ha dado tal importancia. Se ha indignado por supuesto y tendrá su propia opinión pero ya está. El ciudadano de a pie está a otras cosas. En su día a día con preocupaciones de las que nadie se ocupa.
Al ciudadano de a pie le preocupa mucho más una cesta de la compra que sigue subiendo y dificultando cada mes más su calidad de vida. Le preocupa no tener una casa de propiedad y estar a merced de que el dueño del piso en el que vive lo convierta en turístico y los eche a la calle. Les preocupa que dos meses después de las elecciones los dos principales partidos sigan sin ponerse de acuerdo agarrándose a un clavo ardiendo para intentar pillar el poder. «España ha hablado» dice un Feijoó que aun habiendo ganado las elecciones no ha conseguido los escaños necesarios para gobernar pero está dispuesto a hacer el teatrillo de una investidura de la que no saldrá presidente. Al otro lado, la izquierda anda a la desesperada por no soltar el bastón de mando aunque sea diciendo Diego donde dijeron digo…
Perdone pero si a estas alturas del artículo usted sigue empeñado/a en situarlo en algún ideario político, probablemente no ha entendido nada. Esto no va de derechas o de izquierdas. Si no de defender la libertad de pensamiento de un pueblo al que se le da continuas indicaciones a la hora de actuar. Un libro de instrucciones donde te aleccionan prácticamente para que si por ejemplo eres conservador te ofenda cualquier bandera menos la rojigualda y si eres progresista te posiciones en contra de cualquier comentario que suene a incorrecto. Ni un ex presidente puede llamar a la rebelión a un pueblo que no lo siente así ni una ministra de Igualdad tiene que decirle a una mujer cómo y cuándo tiene que sentirse ofendida. Porque aunque a veces se nos infravalore, el pueblo sabe muy bien qué cosas le interesan y cuáles no. Qué actitudes les resulta ofensivas o cuáles no.
@ManoloDevesa