La profesión de camarero es de las más duras en las que yo he trabajado. No solo por la cantidad de horas que uno echa mientras los demás se divierten si no por la de impertinencias que tienen que aguantar ante un público hambriento y que en la mayoría de los casos se destaca por su nula empatía. Recuerdo un lluvioso Jueves Santo en una cafetería de la avenida cómo recogiendo ya las mesas a eso de las dos de la tarde, dos señoras se tomaban un té tranquilamente como si nada pasase a su alrededor. Obedeciendo las órdenes de mi jefe recogí todas las mesas a excepción de la suya: «¿Está lloviendo otra vez?» me dijo una de ellas sin apenas mirarme. «No señora, es que estamos recogiendo ya porque vamos a cerrar». Su respuesta fue: «Ah pues pónganos otros dos tés«. ¿Qué le dices a esa falta de respeto en toda regla? Por eso entiendo perfectamente a la dueña del Bodegón de Andalucía en San Fernando cuya respuesta a un cliente que se quejaba en TridAdvisor de su bar me ha parecido genial.
El cliente se quejaba de que yendo al bar a las 23.24, los responsables le advertían que no se sentase ya que la cocina cerraba a las 24.00. Suponemos que no le sentaría bien al caballero aquel aviso que se dirigió al portal TridAdvisor para dejar constancia de su queja. Sin embargo la dueña del local no iba a quedarse callada: «Esperaba su reseña» comenzaba diciendo. «La cocina la cerramos a las 23.30″ le corregía «y eso no le permite sentarse a las 23.24 horas a comer. No es que vayamos de sobrados es que no voy a permitir que venga 6 minutos antes a comer a mi restaurante y tener a una plantilla de 15 personas que se vayan más tarde por su culpa por no venir antes como cualquier persona» le decía quedándose bien a gusto. «Nuestro bodegón está abierto de 8.30 a 00.00 horas y si le sentamos a comer a las 23.24 mientras se le atiende la bebida y luego pensáis lo que vais a comer y luego se elabora, nos vamos todos por su culpa a las 01.00 horas mínimo y eso no lo consiento» le decía dejándole las cosas transparentes. «No es ir de sobrados» le aclaraba. «Es estar hartos de gente como ustedes que os creéis que los que trabajamos en la hostelería somos esclavos y no tenemos vida. Se equivoca. Ve antes a comer a los restaurantes» terminaba diciendo siendo la voz, estoy seguro, de muchos trabajadores de la hostelería.
Si la respuesta me parece genial de por sí, si encima viene de parte de la propia dueña dice mucho de ella y el trato que pueda tener con los empleados. Habrá quien diga: «Pues que cierren más tarde y esas horas se las pague«. Se sorprenderían ver como llega un momento en que da igual el dinero que puedan pagarte después de toda una jornada trabajando. Lo único que se quiere es descansar. Que también tienen todo el derecho.
@ManoloDevesa

