Un reguero de promesas se cuelan cada día en las diferentes plazas de la ciudad con motivo de las cercanas elecciones municipales del 28 de mayo. Promesas que en muchos casos vienen de lejos y que no sé por qué no han terminado de hacerse realidad. A saber: el Pabellón Portillo, El Teatro del Parque o más viviendas para una ciudad que se vacía de gaditanos. Hay otras que surgen de la tertulia callejera, la de los bares o terrazas, que al final muchas veces son las más realistas. La limpieza, el mantenimiento urbano, la mejora en las fiestas, el trabajo… Dice Oscar Torres del PSOE que una de las cosas que hará si llega a la alcaldía será ocuparse precisamente de eso: de las pequeñas cosas del día a día. Es desde luego la obligación de un alcalde. Tener presentable la ciudad. Tarea que en los últimos años se le ha atragantado al actual equipo de Gobierno en más de una ocasión.
Especialmente atractiva me suena la propuesta de David de la Cruz de Adelante Cádiz cuando habla de conseguir más derechos. Es cada vez más urgente la necesidad de contar con ayuda para compatibilizar l os infernales horarios del trabajo con la vida en casa. Los canguros municipales me parecen un acierto. Al igual que los dentistas y psicólogos. La salud no puede significar un negocio porque entonces siempre ganarían y perderían los de siempre.
En el Partido Popular que lidera Bruno García también hay propuestas que me atraen. Nos hemos acostumbrado a ser la Cenicienta de Andalucía y eso me parece muy injusto. No al derroche de los mamotretos pero tampoco al olvido y a la cutrez que se ha respirado en ocasiones en la ciudad durante estos años. Como ejemplo las propias calles. Deben estar no solo limpias si no bien iluminadas. No deben existir barrios de primera ni de segunda. Hay calles sobre todo por extramuros que permanecen prácticamente a oscuras al llegar la noche al igual que algunas zonas del Paseo Marítimo en pleno verano. Algo totalmente incomprensible.
Entre los partidos nuevos, estoy de acuerdo con Eugenio Belgrano de Ahora Cádiz en que hay que aspirar a mucho más. Dejar el papel de la ciudad olvidada y maltratada y luchar por igualarnos a otras ciudades. Si acaso en el caso de Belgrano, incidir una y otra vez en Sevilla me parece alimentar innecesariamente la competitividad que siempre ha habido entre las dos capitales andaluzas. Pero es cierto que debemos luchar para que Cádiz tenga el mismo trato que el resto de ciudades andaluzas. No somos más que ellas pero desde luego tampoco menos.
Sin embargo lo que más me chirría e indigna son las promesas en las que nada tiene que ver el partido que las hace. Cuando se habla de construir viviendas en tal terreno del que no se es dueño a mí me suena que es más una promesa de relleno que una que pueda hacerse realidad. Y no porque sea imposible si no porque al final cada partido mira por sí mismo. ¿Cuántas veces hemos escuchado las mismas recriminaciones? ¿Cuántos años hemos tardado en ver proyectos conjuntos? Un partido debe prometer lo que sabe que por sí mismo puede cumplir sin necesidad de depender de nadie. Es bonito y hasta emocionante pensar que los partidos se unan por la ciudad pero la realidad es bien distinta. Porque cuando un candidato pone sobre la mesa la promesa de cualquier proyecto de la que no tiene la potestad absoluta para hacerla realidad, en el fondo lo que está haciendo es pasarle la pelota al otro y a partir de ahí iniciar una campaña de desprestigio en la que lo que menos cuenta es la propia ciudad.
@ManoloDevesa