Antonio Accame, el protagonista de la exposición con la que abre hoy La Casa del Carnaval

La Casa del Carnaval abrirá hoy jueves en medio de cierta curiosidad por vee cómo será finalmente el lugar que rinda homenaje a nuestra fiesta grande después de tantos años luchando para que se hiciese realidad. El Museo, aunque lo llamen Casa, abrirá con una exposición temporal dedicada a alguien que fue muy importante en las fiestas (en general) de la ciudad: Antonio Accame. Aunque sobre todo se dedicará a su trabajo hecho en Carnaval, también se podrá ver los que realizó para el Corpus o la Velada de los Ángeles, añadiendo nuevas piezas que no fueron expuestas. Además se recrearán dos de los exornos que los ciudadanos más recuerdan: el jarrón chino, que ocupará el patio central de la Casa, y la sombrilla, otra de las piezas señeras de su producción. La familia de Accame ha donado nuevo material que podrá verse en la exposición.

¿Quién era Antonio Accame?

Nacido en el barrio de San José, Antonio era el décimo hijo de José María (Accame y Carazo de la Peña) y Josefa (Scassi y Reco). Desde bien pequeño ya mostraba su increíble habilidad con el dibujo. En los años en los que estudia en la Academia de Bellas Artes de Cádiz, coincide con Federico Godoy y Castro, que se convertirá con el tiempo en un famoso pintor. Los dos se hacen íntimos amigos. Antonio además compagina sus estudios en Bellas Artes con los de Segunda Enseñanza hasta que a los 16 años se marcha a Sevilla para especializarse en dibujo artístico en la Escuela Superior. Volverá a Cádiz tres años después para terminar su formación académica.

En su estancia ya en la capital gaditana coincidirá con Felipe Abárzuza, Fernández Copello, Manuel Mayol, «Moliné», «Capilla», «Igartuburo» o los hermanos «Puyana» entre otros que se convierten en sus compañeros. Pero además entre el profesorado destacarán el pintor vejeriego José Morillo, el escultor Juan Rosado, Ramón Rodríguez Barcaza, Joaquín Damis Costa y José Jardines de los que aprende mucho.

Una sordera progresiva desde su juventud hizo que Antonio perdiese totalmente el oído, motivo por el cuál no hace el servicio militar y su conocimiento del lenguaje de signos le servirá para hacer de intérprete en los Juzgados Civiles y Militares de Cádiz y comunicarse con su gran amigo Federico Godoy, sordomudo a causa de una enfermedad infantil. Poca gente sabe que en 1914, es propuesto incluso a la Reina Madre Dña. Mª Cristina como profesor de uno de sus nietos, el infante Jaime.

La parroquia del Rosario lo ve casarse con Blanca Caraballo Navarrete con apenas 23 años, fruto del cuál nacerían sus dos hijas Julia y Concepción. En 1906 y tras quedarse viudo vuelve a casarse con Teresa de Campos Zúñiga, con la que tiene otros dos hijos: Teresa y Manuel.

Antonio se vuelca en la vida social y cultural de la ciudad. Además de retratos a Isaac Peral, el Marqués de Comillas, Cayetano del Toro o Emilio Castelar, Accame deja su sello en la Velada de los Ángeles donde allá por 1906 sustituye las antiguas casetas por unas nuevas o en su primer Carnaval allá por 1907 donde junto a su amigo Federico Godoy realiza la enorme sombrilla de 13 metros de largo que hemos visto en muchas fotografías y cuya aceptación es tal que repite al año siguiente cambiándola de color. Sin embargo Antonio no solo se queda en la fiesta grande gaditana para la que hace también carrozas. Accame se atreve con el Corpus Christi, el Centenario de las Cortes de Cádiz (1912), las ferias de San Fernando y Chiclana o las Fiestas del Carmen entre otros muchos. Destacables serán también sus trabajos de decoración y ambientación en el Gran Teatro Falla durante los bailes del Círculo Mercantil e Industria.

Con esta presencia en la vida social y cultural de la capital gaditana, su muerte es sentida enormemente por toda la ciudad convirtiéndose en uno de sus personajes más queridos. De hecho algunas agrupaciones carnavalescas como «Los Cantores del Pueblo» en 1953 y «Los Pelelines» en 1954 se acordarán de él dedicándoles tangos. Actualmente Antonio tiene una calle en la ciudad y un busto en la plaza Mina. Si sus trabajos fueron efímeros ya que de un año a otro se cambiaban, su recuerdo es desde luego eterno.

@laazoteadecadiz

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