¡Cómo me gusta que el amigo Teo Cardoso saque nuestro archivo municipal a pasear! Porque uno siempre se entera de cosas tan curiosas como éstas. ¡Ya tenían que estar las cosas mal para que un funcionario, hoy centro de celosas miradas tanto por su estabilidad económica como por sus horarios, tuvieran que recurrir a los timbres de las casas o establecimientos para solicitar regalos o gratificaciones cuando se acercaban las navidades, llamadas antes Pascuas de Navidad.
Tanto debieron abusar de la generosidad de los gaditanos que allá por 1875, el por entonces alcalde de la ciudad José de la Viesca se vio obligado a publicar un edicto donde se prohibía «bajo la mayor pena» «la presentación en ninguna casa o establecimiento» de la «demanda de gratificación» por las fiestas navideñas. Eso sí, dejaba claro el alcalde que eso no significaría que el que quisiera pudiese regalar «voluntariamente» a los funcionarios lo que quisiesen. Manda melones ¿eh?

@ManoloDevesa / Fotos: Archivo Municipal de Cádiz