¡Qué curioso es esto! La carga gaditana, entiéndase ésta como la legión de los jartibles que están al acecho para darla, nos hace pensar que en Cádiz solo nuestra fiesta grande, el Carnaval, puede atraer a muchísima gente. Es comenzar a salir noticias de próximas procesiones y los comentarios siempre son los mismos criticando esta serie de advocaciones públicas. Sin embargo, cuando llega el momento las calles se llenan y no cabe ni un alfiler en ellas. Es lo que pasó en el día de ayer con la Magna que se celebró con motivo del 300 aniversario de la primera piedra de la Catedral. A las 18.15 horas las puertas de la Catedral se abrían para dar paso a las diecisiete hermandades que la conformaban y que luego cada una de ellas haciese su propio itinerario de vuelta a su templo. Excelente ambiente a pesar de los retrasos en los traslados. Éxito rotundo de un acto que nos ha regalado en tres días y como el que no quiere la cosa una segunda Semana Santa.




















LO QUE EL OJO NO VE
Desde luego lo de las sillas de la Carrera Oficial es toda una experiencia. Creía yo, que jamás había cogido una, que estando en una silla evitabas el paso de personas durante el Cortejo y los enfados de ésos que llegan a última hora y se ponen delante del que lleva un rato esperando la procesión. Pero no es así. A la altura de la calle Pelota hubo un momento de especial tensión entre las personas que consumían en la cafetería Atlántida que se pusieron en la misma puerta y las personas que estaban sentadas en sus sillas justo al lado y a los que les incomodaba la visión de la Magna. ¿Quién tenía la razón? Es complicado… Por no hablar de los muchos que sin haber comprado entrada alguna se sentaban en las sillas vacías hasta que los controladores se diesen cuenta…
@ManoloDevesa