La verdadera libertad

Unas nuevas elecciones se avistan ya en el horizonte. Unas elecciones que dejarán por parte de todos los partidos políticos un reguero de promesas y palabras que tendrán por objeto captar el mayor número de votos y que siendo optimistas muy pocas se llevarán a cabo. Yo vengo observando y les confieso que cada vez con mayor preocupación cómo el ciudadano de a pie ha ido perdiendo ese carácter crítico que hacía que el político bajase a la Tierra de vez en cuando si se decidía a salir de la burbuja donde habitualmente andan metidos. Es cierto que de siempre a los votantes de los diferentes partidos les ha costado ser objetivos cuando les tocaba defendiendo a veces cosas que eran difíciles de comprender. Pero lo que está ocurriendo ahora me deja absolutamente descolocado.

Les pongo un ejemplo: Cádiz puede quedarse sin comisaría. Así, como lo oyen. Es lo que baraja según una información de Diario de Cádiz el Ministerio del Interior que piensa llevársela a terrenos de Puerto Real. Concretamente en los bajos de la Cabezuela, a pie del mismísimo Puente de la Pepa. ¿Se imaginan una capital de provincias sin una comisaría a la que poder acudir en caso de una urgencia? Pues puede ocurrir en una ciudad a la que parece que se la desmantela cada vez de más cosas. Que no tienen terrenos dicen… Supongo que ya el Estado se habrá olvidado del que tiene a solo unos metros de las Puertas de Tierra y donde en su día estuvo Radio Juventud. Es lógico además después de tantos años abandonado… Sin embargo si hay algo que supera a la rabia que me da ver como se trata a Cádiz desde diferentes administraciones es la actitud de esa parte de la ciudadanía que les hablaba al principio. Que no solo asumen a una velocidad de infarto cada decisión del equipo de gobierno por mala que sea, si no que la defienden como si hubiese sido idea suya aunque sea catastrófico para la ciudad.

Les pongo otro ejemplo: el otro día se quejaba alguien en las redes sociales del servicio de transporte público que tenemos y que en principio será renovado tal y como se anunciaba hace unas semanas. Pues la contestación de muchos gaditanos a la queja de este ciudadano fue un «pues te vas andando, flojo». ¿Lo entienden? Porque yo no. Los efectos del «hooliganismo político» ha llegado a convencer al dedillo a sus votantes de sus decisiones hasta tal punto que son incapaces de ver más allá de la palabra de su líder. De respetar una opinión que no coincida con la de ellos. Prefieren atentar contra el ciudadano que en su derecho critica un servicio que le parece malo a reconocer que en efecto es así y que hay que poner una solución. Si esto continúa por este camino la historia tiene fatal desenlace. Porque el político tendrá alas para hacer y deshacer a su antojo ya que no habrá una voz crítica que le guíe.

Sin embargo que no se froten las manos en la oposición porque el hooliganismo político ha contagiado a todos y cada uno de los partidos por igual. Ocurre en la ultraderecha donde sus votantes no solo comulgan con las escandalosas declaraciones que hacen sus líderes cada vez que abren la boca sino que la defienden y se enorgullecen de ellas. Cuando hace unos meses Isabel Díaz Ayuso ponía en su boca una palabra tan grande como es libertad, me preguntaba si lo hacía para apropiarse de ella como lo hicieron en su día con nuestra bandera o sarcásticamente. Porque la verdadera libertad está en poder criticar como votante incluso a tu propio partido sin que te llamen progre o facha e incluso llegar a la conclusión de que no te gustan ninguno sin tener que aguantar la frase de «quien no vota no se puede quejar». Como si uno pudiese hacerlo votando a quien vote.

@ManoloDevesa

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