Esta mañana he ido al Mercado Central del casco antiguo y me he quedado alucinado. No porque les falten mercancías sino por todo lo contrario. Según lo que ha ido apareciendo en diferentes medios de comunicación locales daba la sensación que íbamos a llegar a la plaza y nos íbamos a encontrar con las gaviotas que pululan por allí al acabar la jornada y poco más. Pero no ha sido así ni mucho menos. Es cierto que se va notando poco a poco la ausencia de algunos productos por ejemplo en los supermercados tales como aceites, leche y bebidas como la Coca Cola o la cerveza… Pero ni mucho menos es el desastre que se pretende transmitir no sé con qué objetivo a la ciudadanía desde el primer día de la susodicha huelga. Es cierto que hay estanterías que se quedan vacías pero que al día siguiente se reponen como es el caso de los frescos. Este alarmismo es lo que realmente provoca el desabastecimiento: el miedo que se le proyecta al ciudadano que termina tirándose a comprar a los supermercados por temor a quedarse sin víveres.
Aun así, si la huelga continúa como parece que va a continuar, nuestros días se irán complicando inevitablemente. Los restaurantes y bares comenzarán a acusar la falta de mercancías como por ejemplo me pasó ayer en una conocida pizzería de Cádiz donde ya le faltaban algunos ingredientes y la cosa se pondrá más seria cuando las bombonas que ya comienzan a escasear hagan falta en los hogares y negocios de la ciudad. Sin fecha para el fin de la huelga de un gremio que lo que reivindica es la bajada de una gasolina que ha subido espectacularmente en cuestión de días, las miras están puestas en la próxima semana. Hasta entonces, mantengamos la calma.
@ManoloDevesa





