Sin pescaíto frito ni Bruja Piti. Sin coros ni fuegos artificiales. El Carnaval de Cádiz más ilegal, callejero e insólito de las últimas décadas se despedía en el día de ayer de las calles gaditanas hasta el mes de junio que tendrá lugar el oficial después de más de cuarenta años sin celebrarse en primavera. Decisión ésta tomada por el Ayuntamiento en el mes de septiembre por las cuestiones sanitarias que todos conocemos. Será en junio cuando tenga lugar el Concurso en el Falla, la Cabalgata y el Pregón de India Martínez. Cuando las plazas se llenen de tablaos y los carruseles de coros vuelvan a llenar de vida los rincones que este febrero han notado su ausencia. Se acaba este atípico carnaval que ha funcionado mejor de lo que a priori se creía. La hostelería, la principal beneficiada, así lo ha declarado. Un carnaval que ha devuelto las coplas a las calles tras un año sin hacerlo y que lo ha hecho devolviendo a los gaditanos un carnaval más sosegado y familiar sin las aglomeraciones que se estaban produciendo en los últimos años aunque con el mismo empeño en el botellón. Un carnaval donde las agrupaciones ilegales y romanceros han sido los protagonistas absolutos. Si no, que le pregunten a Ana Magallanes que en el día de ayer volvía a ser el centro de las miradas con su parodia a la madre del alcalde cuando la verdadera Milagros Santos se acercaba hasta donde estaba ella. Un carnaval que ha dejado claro por si había alguna duda que la pandemia no ha trastocado el ingenio de los gaditanos y al que se han ido apuntando algún que otro grupo de los oficiales como la chirigota del Selu, la del Canijo, la comparsa del Carapapa, la antología de Manolito Santander o la del Bizcocho haciendo las delicias de un público sumamente agradecido. A todas y cada una de las agrupaciones que se han volcado en estos días en arrancarnos una carcajada, gracias. Nos vemos en junio ¿que no?

@ManoloDevesa