La calle Valverde es algo más que una ristra de locales cerrados. Da penita verla con lo que llegó a ser en su día porque fue de las más comerciales del casco antiguo. Dicen que en el número 18 Don Cayetano del Toro tenía la redacción de la revista Anales Médicos y hasta allí se personaba para escribir sus artículos y hasta un hotel llamado Loreto en la esquina de Valverde con Cánovas del Castillo. Aunque no siempre se llamó así. Antes de Valverde, la calle se llamó «Juan de Otáñez» por un caballero gaditano que mantenía y de su bolsillo nada menos que una cruz. También se llamó «Los Balbos» o «Galileo». Como curiosidad diremos que la parte más ancha de la calle tiene nombre propio que aún conserva: «La Plazuela de la Orta» dedicado al regidor Juan Orta y que contaba con un conocido café, contrapunto del Apolo situado en San Antonio. Si en éste se reunían los burgueses para tratar temas que luego se trataban en las Cortes, en el Café Orta se reunía más el populacho para hablar y debatir los problemas de la calle.

Sin embargo hay una casa que llama poderosamente la atención a todo el que pasa por delante de ella: se trata de la Casa Palacio donde vivió el alcalde valenciano de Cádiz Juan Valverde Cubells hasta su repentina muerte el 6 de julio de 1871. La ciudad decide allá por 1913 rebautizar la calle con su nombre debido al enorme cariño que le profesa la ciudad. Valverde, nombre clave en la historia de nuestra ciudad consiguió entre otras muchas cosas el ferrocarril Sevilla-Cádiz, el arreglo de la Plaza de Catedral, el alumbrado del gas para toda la ciudad y el adoquinado de las calles. Pero además Valverde construye la Plaza de la Merced, renueva la Plaza Mina. Sus logros no se reducen a obras y proyectos ya que es él quien funda la Velada de los Ángeles, reglamenta la fiesta del Carnaval y le da una enorme brillantez al Corpus Christi.

Pero si la casa donde vivió el alcalde Valverde es uno de los edificios más característicos de la calle, aún nos queda ver otro que a día de hoy recibe numerosísimas visitas. Hablamos del situado en lo que en su día fue la calle de La Beatas o Calle del Beaterio. Las razones son obvias. En el número 3 de Valverde existía una casa donde vivían unas beatas siguiendo unas reglas en comunidad. En su interior existía incluso una capilla llamada «Jesús, María y José y el arcángel San Miguel» que fue derribada tras la desamortización de Mendizábal. Hoy día y gracias al gaditano Eugenio Belgrano, el Beaterio se puede visitar para apreciar en su subsuelo los enterramientos de una antigua orden de beatas terciarias franciscanas del siglo XVII, enterarnos de multitud de leyendas que tienen a este lugar como principal escenario y conocer un poco mejor la historia de nuestra ciudad.
@ManoloDevesa