Lo reconozco: yo también como la mayoría de los gaditanos, cada vez que en los canales de Mediaset repiten aquel Callejeros que dedicaron al barrio de la Viña, me quedo a verlo aun sabiéndomelo prácticamente de memoria. Reúne tal cantidad de personajes de esos que aquí llamamos «de Cadi Cadi» y resume tan bien la idiosincrasia del gaditano que a mí al menos me deja totalmente pegado al sillón. Este fin de semana me volvió a pasar cuando el canal BeMad de Mediaset lo reponía de nuevo quince años después.

Sin embargo poco han cambiado las cosas con respecto a la vivienda en nuestra ciudad porque aunque el programa del que le hablo es de 2006, sé que en el casco antiguo gaditano siguen existiendo viviendas con unas condiciones bastante mejorables. Viviendas de renta antigua que se convierten en la excusa perfecta para no invertir en ellas y tener a los inquilinos en unas circunstancias realmente vergonzosas hasta aburrirlos.

Quince años después de aquel memorable programa y en un Cádiz bombardeado cada vez más por apartamentos turísticos y alquileres imposibles muchas familias tienen que meterse en cuchitriles por una cantidad indecente de dinero con tal de tener un techo bajo el que vivir. De lo contrario, la alternativa es la calle, cada día más poblada de familias que han decidido tirar la toalla y vivir a la intemperie en lugares públicos. Por eso cuando paseo por la ciudad y veo los numerosos terrenos que continúan vacíos y en los que se podrían construir nuevas viviendas o los edificios que se adaptan para apartamentos turísticos o las constructoras que ahora se dedican a construir pisos de lujo con la complicidad de las administraciones, siento una enorme impotencia al comprobar lo alejada que anda la política de la realidad. Esa que cada día nos aplasta más mientras ellos, los políticos, continúan con sus vidas a cuerpo de rey gracias a nosotros mismos. Manda melones.

@ManoloDevesa