El barrio de la Viña es sin duda uno de los más conocidos de nuestra ciudad, el blanco de las más sentidas coplas en el carnaval y visita obligada de todo turista que se precie. Hoy queremos ahondar un poco en la historia del popular barrio a través de un nombre de mujer, el de Doña María de Peñalva.
¿Quién era esta mujer? María pudo ser familiar de un importantísimo cerero de la ciudad llamado Juan Peñalva que incluso llega a dar nombre a los callejones de Cardoso en un momento de su historia. Doña María se hace con los terrenos que otro importante cerero gaditano, Juan López de Malabar, tenía en la ciudad. Por entonces los cereros lo ganaban bastante bien ya que las ceras eran la base para poder tener luz en casa antes de que llegase la eléctrica. María se hace con los terrenos que el mencionado Malabar tiene precisamente en lo que hoy conocemos como el barrio de la Viña. Unos terrenos donde había plantadas viñas y al que se le llamaba «de Malabar» por su anterior propietario. Sin embargo allá por 1686 Doña María solicita a la Autoridad Municipal vender esos terrenos para instalar allí una fábrica de hornos a cambio de dos mil ducados de vellón que le vendrán como anillo al dedo a la ciudad.
Poco a poco y desaparecida ya las huertas y viñas de Malavar, se comienza a construir un nuevo barrio al que llamarán «Nuevo Mundo«. No será hasta finales del siglo XVIII cuando pase a llamarse Barrio de la Viña en clara alusión a lo que fue en su pasado. Aunque muchos, pensando que el nombre no estaba a la altura, prefiriesen llamarlo barrio de la Palma del Hondillo.
El caso es que, tal y como les decía al principio, el nombre de Doña María de Peñalva es clave para la urbanización del barrio al ceder los terrenos donde se encontraban su casa y su oratorio a la cofradía de La Palma, que se funda en 1692. El barrio comienza a urbanizarse con casas principalmente de gente humilde, como ahora, dedicadas sobre todo a la pesca y a la cerería de la familia Peñalba que estaba por los alrededores.
La calle de la Palma ha llegado a llamarse San Leandro, Danero o Igualdad ente otros nombres. Pero nos llama la atención especialmente que también se llamase Cruz ya que antes del maremoto que asolara la ciudad en 1755 había una gran cruz de mármol en la entrada de la calle desde los tiempos en que todo era campo.
@ManoloDevesa