La emotiva historia que esconde entre sus paredes la Casa de las Cadenas

Cada rincón de nuestra ciudad guarda historias dignas de ser contadas. En esta ocasión nos situamos en pleno casco histórico. En la calle Cristóbal Colón, para más señas. En lo que hoy es el Archivo Histórico Provincial, en su día escenario de la historia que hoy nos ocupa…

Es junio de 1692 y la lluvia arrecia fuera. La procesión del Corpus Christi pasa por delante de la casa de Don Diego Barrios de la Rosa, un rico comerciante portugués que vive en la calle Cristóbal Colón. Ante el fuerte aguacero, Don Diego no duda en ofrecer su casa como refugio para la Custodia hasta que pase la fuerte tormenta. Para ello habla con el Obispo Don José Barcia Zambrana y le hace saber que tiene oratorio privado con autorización para tener en él al Santísimo e incluso celebrar Misa si es necesario: Don Diego pronuncia las mismas palabras del Centurión a Jesucristo «ego non sum dignus intres sub tectum meum…» que viene a decir algo así como «Dios, yo no soy digno de que entres bajo mi techo pero…«. Dicho y hecho, la Custodia del Santísimo se refugia durante el tiempo de la tormenta en casa de Don Diego incorporándose a la procesión cuando deja de llover.

Aquella experiencia marca de tal manera al portugués que decidido a acabar con los rumores que apuntaban a su judaísmo, proclama a los cuatro vientos su fe cristiana y decide reformar su casa para convertirla en un testimonio eterno de la visita que ha tenido el placer de recibir. Para eso el comerciante compra las casas situada a ambos lados de la suya llevando a cabo una construcción en la que se gasta una inmensa fortuna colocando una magnífica portada de mármoles genoveses, obra del escultor Andrea Andreoli, y una espectacular torre mirador construida por Jacobus A. Ponzanelli.

Como culmen de la obra, Don Diego pide al Rey Carlos II poner delante de la fachada unas cadenas que represente la inmunidad eclesiástica del edificio en honor a la visita de aquel lluvioso junio de 1692. Algo a lo que el monarca accede y que convertirá al edificio desde ese momento en «La Casa de las Cadenas», lugar que a lo largo de los siglos y tras la muerte de Don Diego en 1712 sirvió desde vivienda particular a restaurante, tienda, hotel, conventos de monjas y curas, almacén o escenario de la mítica cinta española «La viudita naviera» obra del eterno José María Pemán.

@ManoloDevesa / Foto: Google Maps

Deja un comentario