Junio ha comenzado con un sablazo en toda regla que recae, como no podía ser menos, en los bolsillos de todos nosotros. Una nueva subida de la luz con un cambio de tarificación que hará cambiar, según dicen, los hábitos de los españoles en vista del precio que podremos llegar a pagar por hacer cosas tan habituales como poner una lavadora o un lavavajillas. Es lógico, deben pensar aquellos que han tenido la genial idea, son productos de auténtico lujo. Uno todavía puede lavar a mano en un lebrillo como lo hacían nuestros antepasados.
Lo más triste de todo esto es que, gobierne quien gobierne, los españoles hemos pagado los platos rotos de todos ellos y tragado el discurso victimista de los unos contra los otros. Aznar que si Felipe, Zapatero que si Aznar, Rajoy que si Zapatero y Sánchez que si Rajoy. Pero cuando se han puesto al timón del Gobierno, la subida, en mayor o en menor medida, se ha llevado a cabo por mucho que hayamos protestado. La última subida de la luz, como todas las anteriores, es un crimen en toda regla. Las franjas más altas coinciden con las que la mayoría de los españoles aprovechan para hacer sus coladas, poner el lavavajillas o hacer la plancha. Eso sí, en un alarde de generosidad, se nos pide que lo hagamos de noche. Que después de jornadas laborales que nos ocupan todo el día privándonos de relacionarnos familiar o socialmente con turnos de mañana y tarde, aprovechemos la noche, no para descansar si no por ejemplo para ponernos a planchar.

Cuando no hay argumentos con los que defender una medida duramente criticada por ellos mismos cuando estaban en la oposición, supongo que lo que uno hace son dos cosas. Guardar silencio o echar balones fuera. Es lo que ha hecho la vicepresidenta Carmen Calvo: tirar de feminismo barato diciendo que el planazo no es a la hora que se plancha si no quién plancha. Siento contradecir a la ministra. El planazo es bien distinto. Es el de arrinconar a la clase media para que solo pueda vivir para trabajar y trabajar para pagar. Esto vale para todos los partidos sin ninguna distinción. Nos han demostrado una y otra vez que sus intereses estaban por encima incluso de lo que nosotros merecemos.
Recalco lo de incluso porque a veces nuestra actitud es del todo lamentable. Ya hemos comprobado que tomarnos el pelo con el tema de la luz (entre otros muchos) lo han hecho todos. Ahora falta por saber si los que ponen el grito en el cielo hoy también lo pusieron las otras veces o, para variar, esto tiene más connotaciones políticas que de sentido común…
@ManoloDevesa