Nada está inventado. Es algo que he aprendido con el paso del tiempo sobre todo desde que tengo este blog. Cuando hoy vemos imágenes donde la solidaridad con los animales provocan a veces tensas escenas son muchos los que piensan: «¡Hasta dónde vamos a llegar?» como queriendo dar a entender que esto no pasaba antes. Nada más lejos de la realidad…
Corría julio de 1933 cuando Rafael Martínez, alias «El zorrilla«, perrero municipal del Ayuntamiento que por entonces dirigía el alcalde Manuel de la Pinta se dirigía con un perro callejero a los glacis de Puerta Tierra dispuesto a sacrificarlo. Aquello no pasa inadvertido para los jóvenes que por entonces ya miran por los derechos de los animales y Rafael se encuentra en su camino con varias personas dispuestas a impedir el cruel sacrificio. Sin embargo al llegar a los glacis, la cosa se complica bastante ya que el grupo de unos cuantos se convierte en medio centenar que no dudan además de protestar enérgicamente en tirarles piedras al perrero para evitar lo que ellos consideran un asesinato.
La situación comienza a ser insostenible y «El zorrilla» se ve obligado a pegar tiros al aire con el fin de intentar amedrentar a aquellos que continúan agrediéndolo. Alertados por los disparos, varios agentes acuden al lugar del linchamiento y comienzan a detener a muchos de los jóvenes allí presentes. Rafael debe ser atendido en el hospital de San Juan de Dios a consecuencia de las pedradas recibidas. No sabemos qué suerte correría, imaginamos, que el asustado perro.
@ManoloDevesa / Información cogida de «Un siglo en papel»