Probablemente la campaña electoral para la Comunidad de Madrid a la que estamos asistiendo sea de las más intensas y broncas de las que hemos conocido hasta ahora. Parecieran las generales por la cobertura tan exagerada que se le está dando. Claro que el origen de todo esto imagino que está por una parte en las tensas relaciones entre Ayuso y el Gobierno Central y por otra en la manera en que se han producido los hechos: una legislatura sin agotar, una pandemia en la que se ha criticado duramente las elecciones en Cataluña, una moción de censura por la que ha habido incluso carreras para ver quien la presentaba antes, cambios de chaqueta y una dimisión, la de la propia Isabel Ayuso que decidía adelantar las elecciones para sorpresa de todos. Pero si ha habido una sorpresa mayor capaz de eclipsar a todo lo anterior ha sido la del vicepresidente del Gobierno de España Pablo Iglesias que decidía presentarse como candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid renunciando a su cargo en el Gobierno y provocando un inesperado giro de guión entre unos actores que se atrevían a endurecer un poco más su discurso.
Pero por si acaso esta historia de traiciones, dimisiones, acusaciones y todo lo que termine en ones nos parecía poco, un sobre con cuatro balas a nombre del vicepresidente Pablo Iglesias, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska y la directora general de la Guardia Civil, María Gámez subía más si cabe el nivel de crispación política que vivimos en estos momentos. Desde la ultraderecha se banaliza con la amenaza poniéndola en duda ante la lógica indignación del resto de partidos. El PP con la boca pequeña tras borrar un twitt que decía: «Iglesias, cierra al salir» aludiendo al tenso y vergonzoso momento que protagonizaba Rocío Monasterio en el debate de la Cadena Ser y que acababa con la marcha de Iglesias primero y el resto de representantes de PSOE y MAS MADRID después.
Usted o yo en la barra de un bar podemos debatir lo que queramos que para eso somos ciudadanos de a pie y tenemos la libertad (al menos todavía) de expresar lo que nos de la gana. Pero que un representante político se tome a pitorreo algo tan serio como una amenaza de muerte, aparte de deleznable es peligrosísimo por muchas dudas que pueda tener al respecto porque lo único que conseguirá será abrir la veda a este tipo de actos. Y primero será un sobre con cuatro balas, luego una navaja ensangrentada y cada día se dará un pasito más. De hecho en el día de ayer se ha interceptado un nuevo sobre con dos proyectiles dirigido a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que por cuestiones obvias ha preferido no darle importancia…
Ese discurso del odio por parte de determinados políticos tiene por supuesto sus consecuencias en una sociedad que ya es capaz de cuestionar el testimonio de una mujer maltratada con sus pruebas en las manos, que aprueba los aplausos a asesinos que acabaron con la vida de gente inocente, que señalan a quien haya que señalar por el mero hecho de que no tengan su misma opinión, de blanquear el fascismo a cualquier precio o de criticar a tu propia tierra por defender al partido al que uno vota. Nos hemos olvidado de lo indispensable: la coherencia. El sentido común y la empatía que perdieron hace mucho nuestros políticos parece haber desaparecido entre la propia sociedad también. ¿Cómo hemos podido cambiar tanto? ¿Cómo hemos podido llegar hasta aquí? ¿Cómo hemos podido ponérselo tan fácil?
@ManoloDevesa