El año que vivimos peligrosamente

¿Quién nos iba a decir que días después del Carnaval de los Jartibles y del ViaCrucis de la Semana Santa 2020 nuestra vida iba a dar un cambio tan radical? Las mascarillas, los guantes y el gel hidro alcohólico pasaron a formar parte de nuestros complementos indispensables de la noche a la mañana a la vez que un brutal confinamiento nos metía en casa durante 58 largos días. Medio mundo se ha enfrentado a un modo de vida demasiado diferente al que tenían asimilado: sin abrazos, sin besos ni aglomeraciones, sin viajes ni vida social. Del trabajo a casa y de casa al trabajo. Un brutal cambio que ha traído y traerá sus consecuencias: la caída de la economía con la considerable destrucción de numerosos puestos de trabajo y el aumento de depresiones, ansiedad y estrés postraumáticos.

Sin embargo el 2020 se va dejando una peligrosa sombra alargada que seguirá dando la cara por muchas vacunas que saquen los más prestigiosos laboratorios. El virus que se queda con nosotros y que ha mutado a peor es el que ha sembrado la clase política de un país cada vez más dividido y radicalizado. El que ha vuelto, con el beneplácito de una parte de la prensa subvencionada, a señalar por la ideología y a resucitar viejas fobias ya superadas.

El año del Coronavirus en el que hemos añadido a nuestro vocabulario palabras tan poco usuales como pandemia, contagio, cuarentena, cepa, curva, OMS, EPIs o epidemiológico, ha sido también el año en que otras como comunistas, franquistas, homófobo, machismo, racismo, fascismo o rojos y azules han vuelto a la calle casi cuarenta años después. Los ciudadanos han entrado de lleno al juego propuesto por una clase política que no ha estado a la altura de una situación tan grave como la que estamos pasando. Podemos perdonar los errores en las decisiones por tratarse de una situación difícil y compleja y hasta la diversidad de opiniones pero no las artimañas que tienen como único objetivo el beneficio propio. Si nos quedaba un atisbo de duda, nos han dejado claro que ante todo están sus intereses y luego los del resto.

España ha vivido un fin de semana histórico con la llegada de la vacuna que pretende poner fin poco a poco a la situación tan complicada que llevamos viviendo desde el mes de marzo con la llegada del Covid-19. Una vacuna que produce el lógico miedo a lo desconocido y la esperanza de que puede ser la solución a todo este problema. Ojalá para nuestra clase política hubiese otra vacuna que los inmunizase y les hiciese entender que solo con la unión esto podrá salir adelante. El 2020 se va trastocando nuestro ritmo de vida a base de medidas excepcionales y restricciones varias. Se va cambiándolo todo. Bueno todo no, nuestros políticos no han cambiado ni un ápice de lo que eran y si lo han hecho no ha sido para mejor precisamente…

@ManoloDevesa

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