La piedra en el camino de una ciudad llamada Cádiz

Decía Vicente Fernández en una popularísima ranchera aquello de «Una piedra en el camino me enseñó que mi destino era rodar y rodar…«. Está claro que no lo escribió pensando en esta pequeña ciudad aunque desde luego le viniese como anillo al dedo. Porque si de algo sabe Cádiz es de piedras en el camino. A veces puestas por una ciudadanía extremadamente conformista y otras por quienes dicen mirar por ella desde las instituciones.

La última piedra en el camino tras todas las que le pusieron a lo largo de la historia al Museo del Carnaval, al Pabellón Portillo, al nuevo Hospital, a la Ciudad de la Justicia, al Teatro José María Pemán, al Paseo de Santa Bárbara o al Hotel de la Punta de San Felipe por citar solo algunos ejemplos, está ahora en el del antiguo edificio de la Residencia del Tiempo Libre. Un edificio que ha estado inexplicablemente años abandonado en pleno paseo marítimo de una ciudad que pretende vivir del turismo. La historia, tan presente en la de esta ciudad, se repite una y otra vez: críticas por el abandono del edificio en cuestión y críticas al proyecto que saque al edificio de ese abandono.

Así es Cádiz de inexplicable y de injusta consigo misma. Así es como Cádiz está predestinada a no levantar cabeza y quedarse siempre a la cola de Andalucía. Esto no vale solo para sus ciudadanos que malentendieron aquello que decía Juan Carlos Aragón de Cádiz para los gaditanos, vale también para una clase política que continúa poniéndose zancadillas entre sí para ver quien queda peor delante de sus ciudadanos. Unos ciudadanos que han entrado al juego de pelearse entre ellos no para defender a la ciudad en la que viven si no al color político al que votan. Lamentable hasta decir basta.

De nuevo un ambicioso proyecto para la ciudad da al traste en este caso después de que la oposición votase en el último Pleno la retirada del orden del día de la aprobación del estudio del nuevo hotel que se hará en los terrenos del Tiempo Libre, dejando así en el aire la propuesta de Q Hoteles a pesar de la alternativa al rasca cielos que en principio iba a ser. Un proyecto que ya fue rechazado por los mismos vecinos que otras veces también decidieron por la ciudad qué era lo que más nos convenía… y rechazado también por el colectivo Agaden Ecologistas en Acción que considera el proyecto un despropósito por aquello de que era una aberración urbanística y que lo que ellos esperaban era «esponjar y reverdecer una zona urbanísticamente congestionada«. ¿Un parque en pleno paseo marítimo a falta del que se prometió hacer en el cementerio y que se topó de nuevo con innumerables piedras en su camino?

Es triste pensar que Cádiz tenga un futuro tan desesperanzador porque aquí de la misma manera que cualquier decisión, por buena o mala que sea, provoca una lluvia de críticas inmensa, luego pasa al cajón del conformismo que buena parte del gaditano lleva consigo. A Cádiz le falta un proyecto ambicioso que la convierta en la ciudad que merece ser. Un Cádiz que se adapte a los nuevos tiempos, que sepa venderse y que mire al futuro más que al presente. Un Cádiz que a falta de unos gobernantes que la quieran de verdad, cuente con el amor de sus ciudadanos para que sean ellos los que despejen del camino tanta piedra puesta a traición. Unos ciudadanos que demuestren su cariño por la ciudad con hechos en vez de con coplas. Gaditanos y gaditanas que quieran la mejor Cádiz que nunca han conocido para vivir. Todo lo demás me temo que no hará si no cavarnos nuestra propia tumba.

@ManoloDevesa

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