Ni la calle Ancha es ya lo que era ni Columela parece que vaya por buen camino. Si el alto precio de los alquileres y las dificultades para aparcar entre otros asuntos parecen ahuyentar a muchos negocios de nuestra capital, habrá que buscar una alternativa para hacer frente a una situación que para colmo la pandemia del Coronavirus ha agravado más aun. Es hora de que Cádiz asuma el tiempo que vivimos y se reinvente de una vez por todas.
La peatonalización ha transformado la ciudad a lo largo del tiempo. Hasta hace relativamente poco la plaza de San Juan de Dios, la Catedral o el Palillero eran zonas donde el peatón no tenía apenas sitio para pasear y donde los vehículos aparcaban a sus anchas invadiendo incluso las aceras. Fue peatonalizarlas y convertirse en zonas potentes para el comercio y por lo tanto en fuente de ingresos y empleo. Si los dueños de los locales ubicados en zonas importantes de la ciudad no están dispuestos a adaptarse a la situación del comercio gaditano, habrá que dar la oportunidad a otras calles o plazas que aun no siendo tan céntricas como las mencionadas anteriormente, estoy seguro que si se habilitan y se apuesta por ellas contundentemente terminarán convirtiéndose en zonas igualmente competitivas.
Los gaditanos, especialmente críticos con cualquier decisión que suponga un cambio en la ciudad, deben entender que los tiempos han cambiado. Cádiz debe competir con los centros comerciales y con la venta por internet y asumir que los años en que en la calle Ancha no había lugar para un negocio más han terminado porque la oferta en general es mucho mayor que por entonces. Ahora que se apuesta tanto por la peatonalización del casco antiguo, debemos entender que su razón no debe ser única y exclusivamente para que el ciudadano pueda pasear si no que debe ser una inversión para que el comercio pueda integrarse también.
Para eso Cádiz debe someterse a una verdadera revolución en cuanto al comercio con facilidades que atraigan al cliente hasta la capital con actividades que susciten su interés, explotando el trato más cercano que ofrece la calle con respecto a un centro comercial, facilitar los aparcamientos con bonos más económicos, ofrecer zonas cuidadas donde sea agradable estar o apostar firmemente por el transporte público. No se puede consentir que para coger un autobús haya que esperar hasta 15 minutos en una ciudad tan pequeña como ésta. Las consecuencias son autobuses llenísimos. Una locura además en estos tiempos donde si has hecho compras no tienes sitio ni para apoyarlas. He perdido la cuenta del tiempo que llevamos escuchando que hay que renovar la flota de autobuses que operan en la ciudad, variar los itinerarios y hacerlos más accesibles a todos. Pero lo cierto es que esa declaración de intenciones se queda en palabras y luego éstas ya sabe quien se las lleva…
En definitiva, si Cádiz quiere sobrevivir, debe comenzar siendo autocrítica y ambiciosa. Demostrar ese cariño a Cádiz que tanto se expresa en las coplas de carnaval exigiendo lo mejor para ella por encima de cualquier color político. Ah y no confundir, a ser posible, la autocrítica con el derrotismo. Que de esto último vamos bien sobraos…
@ManoloDevesa