Conchita Aranda hace tiempo que se había retirado de la vida pública. Fue probablemente la muerte de su marido Bendito la que la llevó a tomar esa decisión. Los dos habían formado un tándem perfecto. Siempre juntos, siempre unidos. Regalando a quien se cruzaba con ellos las anécdotas de una vida dedicada al baile. De Barcelona a París, de Holanda a México… Aunque fue en la ciudad condal con el grupo Los Chavalillos de España donde volvió a coincidir con el gaditano Bendito. Tenía solo 15 años. La vida se encargaba de unirlos de nuevo pues ya se conocían del barrio de Santa María y los dos acabarían convirtiéndose en marido y mujer en una boda celebrada en la Merced.
Conchita encuentra en Los Gitanillos de Cádiz un éxito que la lleva a mostrar durante 17 años su indudable arte por medio mundo junto al Cascarilla y Bendito consiguiendo no solo el reconocimiento del público si no el de su propia tierra que le concede la Medalla de Plata de la provincia, el título de Hijos Predilectos de la ciudad, una calle en 1997 y hasta una efigie, obra de José Antonio Barberá en el gaditano barrio de Santa María que se inaugura a través de un acto en el que ya con ochenta años Conchita agradece como mejor sabe, bailando.
Con la marcha de Conchita cuyo arte la lleva a ser profesora de baile durante un tiempo, el trío más famoso del flamenco gaditano «Los Gitanillos de Cádiz» desaparece por completo. Conchita ha fallecido a los 88 años en el hospital de San Carlos en San Fernando. Pero su figura como ella misma decía el día de su inauguración en el barrio de la Merced «estará siempre». Su figura y su recuerdo, que va más allá de cualquier reconocimiento físico. DEP
@ManoloDevesa