Cuando un establecimiento pega en una ciudad como la cafetería Mikay lo hizo en Cádiz es difícil el olvido y son muchos los que aún continúan pasando por la esquina del Unicaja de la plaza de San Juan de Dios y recuerdan cuando la famosa cafetería aún estaba abierta y daba cobijo a todo gaditano o gaditana que quisiera tomar un café. La cafetería se convirtió en poco tiempo en el lugar de moda del casco antiguo que se utilizaba lo mismo como lugar de meriendas o donde celebrar una boda con los tan por entonces habituales desayunos.

Era 1966 cuando la plaza de San de Juan de Dios daba la bienvenida a un nuevo establecimiento de hostelería: la cafetería Mikay abría sus puertas en una inauguración y posterior bendición que reúne en torno a ella a un buen número de curiosos. El establecimiento no se cerraba a nada: el cliente que se decidiera a entrar podía encontrar desde cafetería a heladería, pastelería, bar, mariscos y restaurante con platos de todos los estilos a precios populares.

Aquella tarde en la que los hermanos Molinero Molina, propietarios de la nueva apuesta hostelera, abrían las puertas de su cafetería por primera vez, tuvieron que atender a numerosos invitados. Muchos de ellos primeras autoridades de la ciudad. Un selecto lunch de bienvenida después de que el padre Vallejo, párroco del Carmen bendijese el local. Ya pueden imaginarse la cantidad de curiosos que se acercan hasta allí para ver la nueva cafetería cuyo diseño, a cargo del arquitecto Honorato Castro y el decorador José Antonio Villegas, llama poderosamente la atención. Ni se imaginan los hermanos la popularidad que alcanzarán en Cádiz manteniéndose en el recuerdo de muchos gaditanos casi cuarenta años después.

@ManoloDevesa