Dicen que hay que reinventarse. Si esto que estoy a punto de hacer no lo es entonces es que no he entendido muy bien el concepto. Aquí me tienen en plena plaza de San Juan de Dios a punto de subir a ese monumento que recuerda a Don Segistmundo Moret gracias al camión de bomberos de mi primo que ha sido tan amable de dejarme en el bordillo más ancho de la torre desde donde vigila medio Cádiz. Lo veo erguido, de brazos cruzados y con una postura incluso arrogante. Lo miro fijamente y me decido a hacerle la primera pregunta que más que pregunta es una mera observación:
Buenas días Don Segistmundo, ya sabe que por seguridad debemos guardar las distancias y más aún no llevando usted mascarilla. No sé si sabe que ya son obligatorias…
Si hombre, es que la botica de aquí abajo se ha quedado sin ellas y por eso no me las he puesto ¿no le jode? En cuanto a la distancia ¿le parece a usted poca la que guardo desde aquí arriba?.
No es un tema para tomárselo a broma desde luego…
Mire señor Devesa, si yo no he cogido el virus más mortal con la cantidad de cagadas de palomas y gaviotas que me caen a lo largo del día, no cojo el Coronavirus ése ni de cachondeo.
¿Qué se ve desde ahí arriba?
Uff, pues hasta hace poco muchos guiris con unas pintas lamentables. Me va a perdonar que sea tan claro pero ¿dónde se han visto calcetines con chanclas? Aunque también le digo que la camisa con chándal que he podido observar entre algunos de nuestros propios vecinos me escandaliza igualmente ¿eh?. Pero sobre todo lo que más me duele es ver a una ciudad que va muriéndose lentamente y que parece no darse cuenta. Veo sobre todo a una ciudad demasiado conformista y con una mezcla de chovinismo y derrotismo desconcertante.
¿Ha cambiado mucho la ciudad desde que está usted ahí arriba?
Pues no sabría cómo contestarle a esa pregunta. En el fondo sigue siendo la misma ciudad a la que maltratan desde hace años. Aunque no siempre fue así. Hubo un tiempo en que Cádiz se comía el mundo. Uff, ¿quién se acuerda ya de eso? Me entran ganas hasta de llorar aunque me digan que parezco de piedra.
¿Qué recuerda del día de su inauguración?
Mucho gentío y un poco de claustrofobia, la verdad. Porque ¿sabía usted que yo llegué a Cádiz en el interior de un cajón de madera?. Los hijosdeputa me tuvieron cubierto con la bandera nacional como si estuviese muerto no sé cuanto tiempo hasta que me descubrieron. Y aunque escuchaba un murmullo enorme, hasta que no pude verlo con mis propios ojos no fui consciente de la cantidad de gente que había venido a verme. Me encontré con una ciudad preciosa con sus establecimientos del muelle adornados con banderas y colgaduras, con los balcones y las azoteas llenas de gente y con una ilusión en el ambiente que pocas veces se ha vuelto a repetir.
Supongo que vendrían grandes personalidades a inaugurarlo ¿no?
Por supuesto. Aunque Moret no. Supongo que por cuestiones de agenda. Pero sí el diputado por Cádiz y subsecretario de Hacienda Federico Lavina, Cayetano del Toro, que llegó en coche acompañado de Amado García Bourlier y muchas más autoridades que fueron colocándose en los palcos que habían instalado para la ocasión. Las bandas empezaron a tocar la marcha real justo en el mismo momento de mi descubrimiento. Vamos, un acontecimiento…
La vergüenza que debió sentir cuando todas las miradas se centraron en usted…
Quite, quite. Eso no está pagao. Mire que yo de ego voy bien servido pero llegó un momento en que me entraron ganas de gritar: «Si me queréis irse» porque encima y aunque casi todos eran elogios, también escuché a algún que otro enterao diciendo «Yo lo hubiese hecho así, yo lo hubiese hecho asao». Anda ya e irse, con esa cara…
Bueno, podrían haberlo puesto sentado porque ¿cuantos años lleva usted de pie?
Uff no sé. Pero mire, estamos hablando de 1909. Así que calcule: 111 años. Tengo la espalda hecha polvo y los tobillos hinchaos que parecen dos bolas de billar. No hay derecho a eso.

Aunque no siempre ha estado usted aquí ¿no?
No, no. Fue cuando al señor José León de Carranza se le ocurrió retirarme de aquí porque quería ponerme bien frente a las Puertas de Tierra o por San Severiano. Y como ya sabe usted que los políticos para ponerse de acuerdo necesitan su tiempo, me retiraron y me guardaron en el patio de una casa…
¡No me lo puedo creer!
Como lo escucha. Yo he llegado a dormir en el patio de una casa de la calle Sopranis hasta que en 1954 decidieron ponerme en la plaza de Sevilla, y luego a la salida del Muelle, en la Aduana. Pa ná. Porque al final me volvieron a poner donde siempre.
O sea que usted con Carranza poca broma ¿no?
Mire, donde se ponga Don Cayetano (Del Toro) que se quiten todos los demás. Yo estoy aquí por él. Bueno por él y por el pueblo de Cádiz que puso su granito de arena.
Pues mire, le voy a hacer una pregunta que viene como anillo al dedo ¿usted le cambiaría el nombre al estadio?
Uff, me va a permitir no entrar en ese tipo de polémicas. Que luego dicen que soy un facha o un podemita. Me habla usted del hijo ahora y tan jodíos eran enero como febrero. De todas formas ¿quién piensa en ese hombre cuando se refieren al Estadio, joe? El Carranza ha terminado convirtiéndose en el nombre de un estadio, sin más. No sé. Hay cosas que me preocupan más, sinceramente.
Volviendo a los lugares en los que ha estado ¿usted cuál prefería? Me imagino que San Juan de Dios que es donde más tiempo ha estado ¿no?
Pues no se crea ¿eh? Porque en la plaza Sevilla tenía yo más controlado todo. Sobre todo a las niñas de la Fábrica de Tabaco. Eran tiempos en los que los piropos estaban bien vistos
¡No me puedo creer que piropeara usted a las niñas de la Fábrica?
Pues claro que algún que otro piropo se me escapaba. Dese usted cuenta que aunque yo sea un hombre íntegro y un caballero de los de antes, tengo ojos en la cara y no soy de piedra…
Entonces tampoco se portó tan mal Carranza…
Hombre, me puso la miel en los labios ¿le parece a usted bonito eso?
Usted es obra de un catalán…
Si señor, Don Agustín Querol Subirats. Un tío con una enorme trayectoria y obras en muchos lugares no solo de este país sino del resto del mundo: Cuba, Filipinas, Argentina… Ironías de la vida, murió un mes y pico después de llegar yo a este plaza. Hoy no se acuerda de él ni el tato. Que injustos sois los humanos desde siempre, con todo mis respetos.
Oiga, esto que le voy a preguntar no es muy original pero… ¿usted es más carnavalero o más capillita?
¡Ay, la madre que lo parió! Pues mire, ni una ni otra. ¿Usted ha visto como se suben encima mía sin ningún tipo de respeto para ver las procesiones? Que me he quitado pipas hasta de dentro de los calzones, con perdón. Y en carnavales más de lo mismo. Con todo el respeto del mundo porque me gustan mucho pero ¿no tiene Martinez Ares o en su día Juan Carlos Aragón otro sitio donde cantar que mis escalones? Es que manda… escalones ¿eh?
Usted está basado en el expresidente del Gobierno Don Segistmundo Moret, ¿lo conoció alguna vez?
Sí que vino. Fue en el Centenario de las Cortes de Cádiz, poco antes de morir. Pasó por delante mía y se me quedó mirando un rato. ¡No veas como aplaudía la gente! La verdad es que fue un hombre que hizo muchísimo por Cádiz y que hizo ponerse de acuerdo a liberales y conservadores…
Eso es hoy impensable ¿eh?
Claro pero porque ustedes son más papistas que el Papa. Cuando alguien como él hace tanto por una ciudad, la ciudad le debe estar agradecida. Sea un progre o un facha, como lo llaman ustedes ahora.
¿Se acuerda cuando murió?
Si que me acuerdo. Fue un palo ¿eh? Porque el día antes había estado tan normal con Romanones. Y de repente nos llega la noticia que sentó como un jarro de agua fría. Cayetano lo sintió mucho como amigo íntimo suyo que era. Recuerdo que los casinos cerraron ese día sus puertas y los gaditanos lo sintieron mucho. Es que, como le he dicho antes, a Moret lo respetaban todos. Los de un lado y los del otro. Hasta los republicanos ¿eh? Y cuando vieron la aguja mareá en la ciudad y vieron su capacidad, se pusieron de acuerdo para que fuese diputado por Cádiz y así fue. En las elecciones de septiembre de 1905 fue elegido y a los meses, presidente del Gobierno. ¡Toma ya! No se olvidó de Cádiz precisamente… Mostró tanto interés en la desaparición de las murallas, que la primera piedra demolida de ellas está colocada aquí, en este monumento.
Es que claro, Moret era de Cádi Cádi
Vamos, del número 15 de la calle Sacramento concretamente y se bautizó en la parroquia del Rosario. Lo que pasa que se fue muy chiquitito. Tendría cuatro años o así. Su familia era de dinero. Porque tengo entendido que tenía cuatro criados a su servicio. Claro, con un padre comerciante…
La última vez que estuvo aquí fue en el Falla ¿no?
Él venía aquí cuando la ocasión lo requería. Cuando había algún gran acontecimiento como la inauguración de la Exposición Marítima o como le he dicho antes por el Centenario de las Cortes. Y su último discurso es verdad que lo dio en el Falla, en la apertura del primer Congreso Periodístico Español. Por cierto, el Falla, teatro al que él ayudó a terminar.
Por último ¿qué espera de Cádiz después de 111 años mirándola desde ahí arriba?
Pues que despierte de una puñetera vez. Que Cádiz es de los gaditanos no del que se sienta en el sillón de ahí enfrente (me dice refiriéndose al Ayuntamiento). Solo los gaditanos podemos hacer de Cádiz una ciudad mejor. Uniéndonos y dejándonos de carajotadas. Salir a la calle para algo más que ir a la playa, ver carnaval o ver procesiones. Defender la ciudad, exigir y dar un golpe en la mesa. Coño, si esta plaza hablase…
Pues ha sido un placer hablar con usted. A pesar del chaparrón que nos ha caído a lo tonto.
Usted es que tiene la piel muy fina. Si yo le contase la de chaparrones que me he comido yo y sin paraguas. Pero aqui seguimos viendo la vida pasar.
@ManoloDevesa