A KICHI lo que es de KICHI y a TEO lo que es de TEO

El alcalde José María González ha abierto, por fin, un suculento melón. Digo por fin porque ya era hora que alguien con el cargo político que representa, lo hiciese. Alguien con su carisma y a poder ser de Cádiz. Porque lo mas predecible es que si Teófila Martínez lo hubiese hecho durante los veinte largos años que desde las tablas del Falla o desde la calle se le dijo absolutamente de todo, la hubiésemos acusado de ser una malage incapaz de coger la grasia de Cadiz.

Será porque yo mismo sufrí en su día las burlas por mi delgadez o mis dientes, los cuales corrijo en la actualidad, que jamás compartí la mofa al físico por muy carnaval que fuese o por muy cargantes que fuésemos por aquí abajo. Por eso jamás compartí el pitorreo al físico de Teófila Martinez, de la que se llegó a cantar que hasta el nombre lo tenía feo, a Andreíta Janeiro que formó aquella polémica en el COAC hace algunos años ni por supuesto al actual alcalde José Maria González.

Tan ingeniosos como crueles, el melón que ha abierto el alcalde era más que necesario en una ciudad donde los motes se cuentan por miles. Nadie se pone en la piel de quién lo recibe, en el daño que puede ocasionar y en el jardín que nos metemos sin ningún tipo de remordimientos. El canijo, el gordo, el negro, el bizco, el cabeza… Aunque nos parezca una tontería ¿alguien se ha preguntado alguna vez cómo le sientan esos motes a quiénes lo reciben? «Hay que aceptarse tal y como uno es, tener sentido del humor y reírse hasta de uno mismo» nos suelen decir. Pero está visto y comprobado que cuando uno es el blanco de las burlas de manera abusiva, la cosa cambia. Que conste que no lo digo por el alcalde, aunque él mismo participase de eso en su etapa carnavalera. Lo digo en general porque no falla: una broma es una broma y como tal se acepta, susceptibilidades aparte, pero cuando se convierte en algo reiterado no somos conscientes del efecto que podemos producir. Con las redes sociales, los ataques tanto a personajes públicos como anónimos ya rozan lo deleznable. ¿Acaso no sabe Kichi los kilos de más que ha cogido? ¿No tenía espejo Teófila en su casa para ser consciente de lo que veía en él? Ni me importa el peso del actual alcalde ni el tinte que se daba la alcaldesa. Me importa si su trabajo, en el caso de ella, estuvo a la altura de un pueblo que la votó durante cinco legislaturas o lo está ahora con las dos que lleva al actual alcalde.

Otra cosa es que uno tenga que leer en la prensa determinados titulares donde se hacen juegos de palabras con su peso que es como si hace unos años junto a una noticia de la por entonces alcaldesa hubiesen puesto un anuncio de Farmatin o de alguna clínica de cirugía estética, a juzgar por las cosas que le decían. Pero eso no pasó… afortunadamente, claro. Eran otros tiempos. Sobre todo para la prensa.

@ManoloDevesa

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