La nueva normalidad

¿Cómo será la vida cuando el confinamiento llegue a su fin? Esa nueva normalidad a la que Pedro Sánchez hace referencia y que comenzará una vez finalicen las cuatro fases de desescalada a la que nos enfrentaremos la próximas semanas. ¿Como será nuestro día a día tras una experiencia que nos dejará marcados para siempre? ¿Cómo afrontaremos el terrible cambio económico que se nos avecina? Supongo que es de las preguntas más repetidas que nos hacemos desde hace tiempo y una de las tantas que nos quitan el sueño cada noche. Se me cae el alma a los pies con tan solo pensarlo. Cádiz vive desde hace mucho tiempo en unas condiciones realmente difíciles que ha normalizado pero que una nueva crisis pueda significar su puntilla definitiva. Si nuestra ciudad se ha escudado en los últimos años en el turismo y la hostelería ¿cómo va a sobrevivir si las actividades más perjudicadas van a ser precisamente esas? ¿Cómo aguantará nuestro tejido comercial, herido ya de por sí?

Son las consecuencias de no apostar por una ciudad en la que el verdadero motor sea la industria con la instalación de grandes empresas y fábricas que den una cierta estabilidad a sus ciudadanos. Un Cádiz que no tenga al turismo como el último clavo ardiendo al que agarrarse si no que sirva de complemento. Puede que en esa nueva normalidad que está por llegar haya llegado el momento de arremangarse y comenzar a trabajar en serio. Se me ocurre ¿eh? Dejar a un lado los intereses políticos y demostrar a la ciudadanía que las críticas cada vez mayores a la clase política son del todo desmesuradas. Que detrás de ese discurso vacío de mitin político que cada líder recita casi de memoria, se vea a una persona comprometida a la que le duelan esos para los que gobierna independientemente de si les ha votado o no. Para que me entiendan: que si hablamos del tema de las terrazas de Cádiz, por poner un ejemplo, si la Junta tiene la competencia de ampliar horarios como bien pide el Ayuntamiento, el Consistorio la tiene a la hora de ampliar dichas terrazas por aquello no solo de respetar las distancias si no para procurar que esa extraña apertura sea al menos compensatoria. A lo mejor cuando esto pase, llega el momento de dejar de marear la perdiz, tragarse el orgullo y ser honestos por una puñetera vez.

Incluso puede que, cuando todo esto pase, cada uno de nosotros debamos poner nuestro granito de arena para construir una sociedad mejor y lo hagamos independientemente a quien gobierne. Ojalá se evite poner en peligro uno de los derechos más básicos como es el trabajo o la vivienda por lucrarnos sobre todas las cosas. Que ese amor inmenso por España no lo sea en realidad por el grosor de nuestra cartera. En definitiva, ojalá que cuando las calles se vuelvan a llenar de personas, los comercios vuelvan a abrir y las terrazas se llenen de gente dispuesta a pasar un rato, hayamos aprendido algo más que a seguir mirando solo y exclusivamente por nosotros mismos.

@ManoloDevesa

@ManoloDevesa

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