TOLOSA LATOUR: del médico de los niños a la Ciudad de la Justicia que jamás llegó

La vida es para los fuertes. Si no que se lo pregunten a los vecinos de la calle Tolosa Latour, mi barrio, predestinado en varias ocasiones los reveses de la vida una y otra vez. Fue de las calles más afectadas en su día por la terrible explosión de aquel 18 de agosto de 1947 ocurrida en la Base de Defensas Submarinas viendo como la Casa Cuna o la Iglesia San Severiano salían ardiendo. Hoy sigue esperando a que los terrenos de dos de sus edificios más emblemáticos, la Institución Provincial Gaditana y el Pabellón Portillo sean ocupados de una buena vez. Algo que anime a una calle donde algunos locales comerciales no tienen una vida especialmente larga. Fue victima de la crisis de 2008 con la paralización de dos grandes proyectos y no quiero imaginarme lo que sufrirá con venidera la crisis del Covid-19.

Aunque antes también ocupaba la calle Juan Ramón Jiménez, Tolosa Latour comienza en la plaza de San Severiano y va hasta la rotonda que hay justo frente al apeadero del mismo nombre. En el mismo sitio que un día descansó el famoso puente y que el soterramiento se tragó.

Al principio se llamó BuenaVista por las vistas tan bonitas que tenía de la Bahía y de hecho justo antes de llegar al puente existió un restaurante llamado así donde se solían reunir las familias gaditanas para amenizar sus excursiones a Puerta Tierra. Puede ser que ahí esté el origen de la calle Bellavista, muy cerca de donde hablamos.

En 1919, la calle es bautizada como Tolosa Latour, los apellidos de Don Manuel, un médico especializado en pediatría, subinspector jefe de la Inspección Médico-escolar del Estado y secretario del Tribunal Tutelar de Menores. Manuel fue el encargado de impulsar el uso de antibióticos en los niños introduciendo la estreptomicina en el tratamiento de la tuberculosis meníngea, que tantas vidas se llevó.

Como decíamos al principio, en una calle por entonces poblada de chalés y huertas, tuvo un papel muy importante la recordada Casa Cuna, anexo que fue del Sanatorio Madre de Dios fundado en 1882 donde hoy encontramos parte de la Institución. Dedicado a recoger a niñas pobres a cargo primero de las Carmelitas y luego de las Hijas de Vicente de Paul, en 1897 la familia Moreno de Mora adquiere la finca ampliándola.

@ManoloDevesa

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