Esta Semana Santa me está dando para contaros varias historias relacionadas con la fiesta que además están siendo muy bien recibidas. Muchas gracias. La de hoy tiene al Cristo de la Buena Muerte como protagonista. Me la contaba mi amigo Moisés Camacho en nuestro podcast de La Azotea y se desarrolla a mediados de la década de los años 30.
La provincia de Cádiz vive en 1936 unos convulsos tiempos en lo que a la religiosidad se refiere con la quema de conventos e iglesias. De hecho la Merced o Santo Domingo son victima de esos ataques tanto en esta fecahc como en 1931. El Cristo de la Buena Muerte, obra valoradísima de nuestro patrimonio, protagoniza un capítulo cuanto menos curioso con el objetivo de salvarlo ante posibles actos vandálicos. Es una cofradía por entonces muy significativa con hermanos tan conocidos como Cayetano del Toro o José María Pemán.
Así que dispuestos a salvarlo de un posible ataque, lo que hacen es bajarlo de la cruz y sacarlo de la iglesia con el objetivo de llevárselo de allí. Pero cuando ya están en la calle se percatan de la presencia de unos milicianos que merodean por los alrededores de la iglesia y no se les ocurre otra cosa que ponerle una gabardina por encima con una capucha y llevarlo hasta la calle Feduchy cogido entre dos personas aprovechando que tiene los brazos en cruz para simular a un hombre borracho. La imagen termina en la mesa del comedor de una familia que lo custodia durante algún tiempo. De esta manera, el Cristo de la Buena Muerte fue salvado de lo que podía haber sido una pérdida irreparable para la ciudad de Cádiz.
@ManoloDevesa