Aunque hoy lo veamos como un espectáculo más, como todo en la vida hubo una primera vez. Aquella en la que los gaditanos pudieron ver de cerca el maravilloso mundo del circo y toda la magia que desprende. Y ese circo tiene a día de hoy lugar de ubicación. No sé si se han fijado alguna vez en el callejón que se encuentra en la calle María Arteaga. Su nombre responde a la voluntad popular pues antes de llamarse así oficialmente, los gaditanos ya lo llamaban la calle del Circo. No fue hasta 1855 que la calle no se llamó así oficialmente teniendo su rótulo en la pared. La explicación se la pueden imaginar. Al final de la misma existía una puerta que daba al circo instalado en la huerta que había en la calle Hospital de Mujeres: el Circo Olimpia.

En 1846 el empresario Paul Larribeau se encarga de instalar en lo que antes era un picadero de caballos y adiestramento de animales un circo. El primero que hubo en la ciudad y que consiguió un enorme éxito. Un circo fijo que ofrecía números ecuestres y acrobacia durante toda la semana en sesiones dobles. Sin embargo no siempre fue un circo y más tarde se convirtió gracias al empresario Don Pedro Bedoya y Serna, en el Teatro del Circo, un lugar donde se podía disfrutar de actuaciones de compañías líricas y dramáticas. Cuando Pedro muere el Teatro cierra y tiempo después es el Ayuntamiento el que manda cerrar aquellos terrenos con una puerta.

En la actualidad en el callejón encontramos el colegio Colegio María Milagrosa, ubicado en la calle Sagasta cuyos alumnos de Infantil y 1º, 2º y 3º de Primaria entran y salen por esta calle dejando a los de 4º, 5º, y 6º por la calle Sagasta..
@ManoloDevesa