Ayer se celebraba el Día Internacional por la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres. Por eso mismo de la plaza del Palillero salía una manifestación para recorrer las calles del casco histórico hasta llegar a la Plaza de la Catedral. Lo hacía además con la polémica del gesto tan horrible y revelador de un miembro de la ultraderecha con una mujer que le increpaba en un acto público por su postura tan radical (…). La ultraderecha impedía la declaración institucional de la violencia de género en el Parlamento hace unos días reafirmando así su postura contra un problema que supera ya las mil mujeres asesinadas desde que comenzase a contabilizarse en 2003.

Pero esta realidad prefieren obviarla y acusarlas encima de hacer negocio con una tragedia cada día más patente en la sociedad. El número de mujeres asesinadas (1.028) ya supera a la de los asesinados por la banda terrorista ETA (858). Por entonces y en aquellos momentos tan dolorosos para España se tomó la determinación de aprobar una ley específica para aquellos que sufrían la salvajada del terrorismo. ¿Quería decir eso que un/a asesinado/a a manos de la banda terrorista ETA valía más que uno/a que nol fuese?. Lo que se hizo fue aplicar la ley sobre un tema en concreto convertido por desgracia en una auténtica pesadilla como hoy lo es la violencia de género. Que pueda haber madres que asesinan a sus hijos y hombres que son maltratados por sus mujeres no debe servir de excusa en absoluto para negar una realidad como la que ellos se empeñan en tapar.

En su guerra contra toda ideología que no sea la suya están dispuestos a arrasar con aquello que consideren que es fruto de lo que despectivamente llaman la izquierda radical o la derechita cobarde y si para eso tienen que despojar a los ciudadanos de los derechos obtenidos a lo largo de estos cuarenta años de democracia, no les temblará el pulso. Sin embargo lo peor no es que lo hagan ante el silencio de los partidos que no han dudado en asociarse con ellos para poder gobernar, si no que lo hagan con el apoyo de más de tres millones de ciudadanos. Más de tres millones. Los del «a por ellos», la pulserita y la bandera española… Los mismos que al parecer no tienen problema alguno para ver a su patria retroceder en todo lo conseguido en los últimos cuarenta años.

@ManoloDevesa