Ayer las televisiones retransmitían el debate con los cinco principales candidatos que se presentan a las elecciones del próximo domingo y que nos dejó una vez más un pozo de desesperanza y desasosiego parecido al de otras veces. Es por eso que me parece pertinente compartir con ustedes desde ésta mi tribuna diez apreciaciones de un debate de dejó momentos que desde luego no dejó indiferente a nadie.
1 La primera de las apreciaciones no la hice yo, la hizo muy astutamente la propia Ana Blanco dirigiéndose a ellos y advirtiéndoles que la foto de la noche era reveladora: mucho feminismo e igualdad pero entre las cinco principales candidaturas no había ni una sola mujer. Las caras que se le quedaron fueron un auténtico poema.
2 Si hablamos de ganadores y perdedores e intentando siempre hablarles desde la máxima honestidad posible, Pablo Iglesias volvió a demostrar de nuevo que sigue estando por encima del resto de candidatos. Hablamos de su capacidad como orador y su experiencia durante años como tertuliano en diferentes programas de televisión le avalan siendo el candidato que mejor controla el medio televisivo.
3 Le siguió Pablo Casado. Más reposado que en otras ocasiones, el candidato a la Presidencia del Partido Popular no se dejó llevar por el discurso bronco que tan malos resultados le dio en las pasadas elecciones. Con una actitud más amable y pacifista creo que salió airoso de un debate nada fácil.
4 Lo de Albert Rivera fue un deja vu en toda regla. Su «no se ponga nervioso» fue una vez más el reflejo de su propio estado que reflejó a la perfección ese empeño fallido en destacar sobre el resto a través de esa batería de cosas, (se trajo un adoquín), que una vez más llevó al debate en una maleta que bien podría ser la de Mary Poppins. Su discurso de yerno perfecto y apaciaguador pierde fuerza cuando habla de «su tierra» Cataluña o cuando echamos la vista atrás unos meses…
5 El debut de Santiago Abascal en el debate político se saldó prácticamente sin ninguna sorpresa. Eso sí, el candidato del partido ultraderechista cumplió con lo que al parecer era su objetivo: acuñar el término «patria» que pronunció en innumerables ocasiones, dejar claro su fobia a la izquierda y despedirse con un más que predecible «Viva España». Por lo demás nada nuevo bajo el sol…
6 Aunque es cierto que la postura más cómoda es la de la oposición y la más complicada la del Presidente en funciones, será por eso que el gran perdedor de la noche fue Pedro Sánchez a quien ni la oratoria, la credibilidad y la coherencia le acompañaron en ningún momento. Su negativa a contestar las preguntas del resto de candidatos se convirtió en algo que se le echará en cara durante estos días numerosamente y con toda la razón. Su silencio ante las preguntas de Iglesias con quién está condenado a entenderse o ante un Casado que insistió en preguntarle si buscaría el apoyo de nuevo de los independentistas no hizo si no colocarlo en el surrealismo politico. Ni contestó si buscará una coalición con el PP o querrá el apoyo de los independentistas de nuevo. Un hecho incomprensible este último si tenemos en cuenta que si estamos en unas nuevas elecciones es precisamente por el fracaso de dicho apoyo. Sus gestos y palpable nerviosismo tampoco lo ayudaron mucho.
7 La nota más anecdótica de la noche no la puso Rivera metido en el papel de la icónica Mayra Gómez Kemp en el «Un dos tres…» cuando sacaba de la mesa de la subasta inesperados objetos. Estuvo en el atril del mismísimo Iglesias cuando emulando al ruiz en vez de ruin del ex presidente Rajoy o aquel grandísimo follar de Zapatero, la lengua le jugó una mala pasada confundiendo «manada» con «mamada». «Dar la razón a las mujeres que están escandalizadas con lo que hemos visto en Manresa, con lo que hemos visto en tantas mamadas…» Imaginen las redes sociales echando humo…
En definitiva, viendo el debate de anoche llegué a una conclusión: es probable que la izquierda haya cometido errores y es lógico que vaya a pagarlo. Sin embargo, si la alternativa es un Gobierno que tenga como socio a un partido como VOX, el precio me parece demasiado alto y no creo que España ni lo necesite ni mucho menos se lo merezca.
@ManoloDevesa