No es Halloween, es la campaña

El inmenso murmullo de lo que parece ser un extenso grupo de personas tiene la capacidad de sobresaltarme. Algo aturdido reúno las fuerzas suficientes para aguzar el oído e intentar distinguir que es aquello que me taladra cruelmente la cabeza. El viento de levante me dificulta el sonido que lo aleja un poco más de mí. Aun así parece que la voz de un hombre algo sobresaltado suena en medio de una marea de personas que aplauden como posesos. De reojo miro el pequeño calendario que cuelga en el corcho de la pared fijando mi vista en una fecha clave: 31 de octubre. Suspirando profundamente y llenándome de valor, me decido a levantar de la cama para ver qué es eso que cada vez me perturba más.

Camino sigilosamente por el pasillo de mi casa hasta que atónito veo como unas luces rojas y amarillas se reflejan en las paredes de parte del corredor y cogen todo el salón. Las luces se tornan al morado y al rojo y naranja… y al azul. Cierro los ojos preso del miedo que se apodera cada vez más de mi. De pronto un insoportable cántico me hace llevar las manos a los oídos en señal de total desaprobación. «Si se puede, si se puede» parecen gritar entre aplausos y gritos varios. Cuando decidido reúno el valor suficiente para poner un pie en el salón, la imagen es dantesca. María, la anciana vecina de enfrente, está sentada en el sofá de mi casa frente al televisor con la cabeza cabizbaja rodeada de numerosos sobres que va abriendo de forma enloquecida. De pronto, iluminada solo por las luces que emanan del televisor, levanta su cabeza y fija su mirada en la mía: «Nos van a subir las pensiones dicen». En su rostro una extraña mueca explosiona en una sonora e insoportable carcajada. Una carcajada endiablada que me hace retroceder varios pasos preso del pánico que me transmite. Una luz verdosa le ilumina la cara mientras tose escandalosamente intentando salir del ataque de risa de la que está siendo victima. Se para en seco. Su semblante cambia de forma radical mientras me mira a los ojos fijamente: «No es Halloween picha, es la campaña«. El salón se ilumina de un blanco impresionante que me aturde mientras en la tele rezan dos dígitos y una letra que por fin me hacen volver a la realidad: 10N. La anciana me pasa un sobre mientras la risa parece volver a dibujarse en su cara. «Hijos de puta» se me escapa mientras descubro que me acaban de citar para ser Presidente en una mesa electoral. «Sí se puede, sí se puede» me canta María mientras ríe hasta volver a toser escandalosamente.

[Ayer los partidos políticos comenzaban una nueva campaña electoral. Ciudadanos lo hacía en Cádiz con la visita de Albert Rivera a «El Pelíkano», José María González y Teresa Rodríguez con un acto en la Caleta y Sánchez, Casado y Errejón lo hacían en Sevilla]

@ManoloDevesa

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