Hoy pan tostao: cuando las panaderías descansaban los domingos

El inconfundible olor a pan tostado siempre me recordará a domingos por la mañana. Porque aunque hoy día uno disponga de establecimientos que no cierran ningún día del año y en el que puede comprarse pan, hubo un tiempo en que las panaderías decidieron cerrar agarrándose a la más que razonable necesidad del merecido descanso y a la ley que les obligaba, claro está. Si el domingo estaba para descansar ¿por qué el gremio de los panaderos no podía hacerlo?

Es un 5 de enero de 1975 cuando las panaderías en Cádiz, como el resto de España y cumpliendo con la nueva normativa, permanecen cerradas el domingo. Imagínense el alboroto que eso produce en un país acostumbrado a la rutina de comprar el pan del día. Pero si eso fuera poco el primer domingo coincide con la víspera de Reyes por lo que aquello se convierte en toda una guerra por el aprovisionamiento. Si habitualmente se compra una barra, no compran dos si no un poco más. Ya saben que aquí somos mucho del «más vale que sobre que no falte«. Tanto es el apuro por no quedarse sin pan que cuentan los panaderos de la época que las cestas quedaron totalmente vacías y ellos precisamente los que se quedaron sin pan.

«Niño, tráete pan para mañana» fue la frase del sábado durante muchos años. Por eso los domingos por la mañana a mí siempre me olerán a pan tostado. A pan quemado también, para qué negarlo. Porque las tostadoras de antes no son las de ahora que incluso te avisan o tú mismo la programas. A desayunos en familia y a descanso. Sobre todo para el duro oficio de los panaderos.

@ManoloDevesa

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