El 24 de Octubre de 2019 quedará marcado en nuestro país como el día en que Franco salía del Valle de los Caídos para volver al barrio del Pardo cuarenta y cuatro años después. Fecha tardía. Muy tardía si tenemos en cuenta que la ley de Memoria Histórica es del año 2007 y que la decisión de que el dictador fuese exhumado se aprobaba hace más de un año. Desde entonces el debate de su exhumación ha enfrentado a unos y a otros. ¿Era necesario o es más un gesto electoralista?
Ayer durante la amplia cobertura que las televisiones hacían sobre el evento, me topé en La 1 de TVE con la historia de Mercedes, una mujer que con solo tres años tuvo que sufrir el horror de perder a su padre, ferroviario, republicano y socialista ya que las tropas de Franco lo fusilaban en septiembre de 1936 siendo enterrado en una fosa común en Catalayud. Tras la terrible e injusta pérdida, Mercedes tuvo que enfrentarse a otro duro golpe: aunque durante muchos años le llevó flores al cementerio un buen día de 1959 y sin previo aviso el cuerpo de su padre era trasladado al Valle de los Caídos ante su terrible impotencia. No es hasta 2012 que Mercedes inicia acciones legales contra Patrimonio Nacional. Sin embargo aunque con sentencia firme en algunos casos, los trámites se demoran inexplicablemente…
Es cuando uno conoce historias como la de Mercedes que puede ponerse en la piel de unos familiares a los que les debió hervir la sangre aquel 23 de noviembre de 1975. El día en el que, para más inri, el responsable de la muerte de muchos de los enterrados en el Valle de los Caídos iba a parar justamente allí. ¿Qué debieron sentir en aquel momento? ¿Qué debieron pensar ayer presenciando algo que para ellos es una utopía: reencontrarse con los restos de sus familiares…? Cuarenta y cuatro años han debido esperar, los que lo hayan podido vivir, para ver como el cuerpo del dictador era retirado de un lugar en el que nunca debió estar. No ya porque ni él mismo lo pidiese si no por pura lógica y justicia. ¿El verdugo junto a sus víctimas?
Cuando se habla de la exhumación de Franco hay una frase que casi nunca falta: «Hay cosas peores de las que preocuparse» Claro que sí, por ejemplo que los familiares de aquellos asesinados recuperen sus cuerpos de una buena vez. Si la exhumación de Franco llega tarde, imaginen lo que aún quedará para que los restos de los 30.000 cuerpos que fueron allí enterrados vuelvan a manos de sus familiares. «Yo es que hay algunas veces que pienso: si consiguiese que me lo dieran ¡qué abrazo daría a esos restos!» dice Mercedes manteniendo aún la esperanza de reencontrarse con su padre ochenta años después. La escucho y me pregunto temiendo la respuesta de cierta parte de la sociedad: ¿Hay algo malo en querer recuperar los restos de familiares asesinados? ¿Hacen daño a alguien o no están en su pleno derecho?. Ojalá la exhumación de Franco, que irá a parar junto a su mujer, sea el principio de la esperada reconciliación y el abrazo del que habla Mercedes, probablemente en nombre de todos los que andan en su misma situación, se produzca pronto.

@ManoloDevesa