CataluÑa

Barcelona volvía a convertirse anoche por tercer día consecutivo en la portada de todos los informativos y periódicos del país y en la peor cara de la defensa del independentismo. Sin embargo numerosas voces a través de redes sociales y alguna que otra tertulia alertan de la exageración de las televisiones a la hora de cubrir los sucesos y avisan de que las cosas no están tan mal en la ciudad condal y que el independentismo se manifiesta de forma pacífica. Pero no fue hasta anoche mismo que, viendo probablemente que esto se le iba de las manos, Quim Torra no comparecía para hablar de los múltiples altercados que está sufriendo la ciudad desde que el pasado lunes se conociese la sentencia del procés. Claro que toda Barcelona no está sumida en el caos. Pero eso no quita importancia a lo que se ha vivido en estas tres últimas noches. ¿Se lo contamos al padre que huía con su hijo en brazos porque en su casa era imposible respirar con el humo de los incendios o se lo decimos mejor a los dueños de los numerosos coches chamuscados?

El problema del independentismo tiene desde hace muchos años una muy difícil solución porque hay demasiados intereses en juego y porque no se contempla por ninguna de las partes el diálogo como parte de la misma. Nos encontramos, para colmo, en una precampaña electoral donde las decisiones que se puedan tomar pueden pasar factura. Ya no solo en las urnas a través del voto de los ciudadanos si no en los posteriores y tan necesarios pactos. En política nada es fácil. Sin embargo tengo la sensación de que en muchas ocasiones somos nosotros mismos los encargados de dificultar las cosas aún más. Vivir es tomar decisiones y asumir las consecuencias, coger el toro por los cuernos y a veces incluso ceder si así es necesario. Si la solución pasa por sentarse a dialogar, por ofrecer la posibilidad de que España pueda decidir a través de un referéndum en qué país quiere seguir viviendo o en romper lazos con determinados partidos aunque eso signifique que sus apoyos se rompan habrá que hacerlo. Porque sabemos de antemano que la aplicación de esos artículos de los que tanto se hablan en estos días de la Consitución no van a arreglar ni mucho menos un problema que viene de tan lejos. Eso significaría poner un parche en vez de arreglar definitivamente el problema aunque sepamos que eso no es la primera vez, ni mucho menos, que lo hacen.

@ManoloDevesa

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