Acaba el cálido verano, este año un poco menos afortunadamente, y las miradas ya se centran en las fiestas navideñas. De hecho no es la primera vez que uno tiene que escuchar en plena orilla eso de «nos vamos a comer los polvorones en la playa«. Uff, todos los años igual y de momento nunca ha ocurrido. Son frases que uno va convirtiendo en costumbres. Como la de anunciar que este año no nos cogerá el toro con las compras navideñas, como la lotería o, de unos años acá, centrar toda nuestra atención en el alumbrado del Ayuntamiento.
Tras el desastre del año pasado en el que la noche del 24 de diciembre se seguía instalando parte de las luces de Navidad, el Ayuntamiento ya ha anunciado que éste año no será así y que desde este mismo lunes se pondrán manos a la obra en la instalación del alumbrado para llegar a la campaña del Black Friday, otra costumbre que ha llegado para quedarse, con las luces ya encendidas.
Sin embargo no crean que la decisión del Ayuntamiento de hacer las cosas con tiempo y precaución evitará los comentarios negativos que tanto pierden a esta ciudad. Anunciada ya la fecha y el reparto de las luces, la maquinaria ya se ha puesto en marcha un año más: «¿Qué pasa, que mi calle no tiene derecho a tener luces?«, «Con las pocas que ponen, pronto van a empezar» ó «Qué horror el árbol que ponen en tal sitio«. El pueblo ha comenzado a opinar y lo hace tan variopintamente que es para volverse loco. Lo que para unos es una grata noticia, para otros es algo vergonzoso con la de necesidades de las que antes se deberían de ocupar y si unos opinan que el alumbrado es más que suficiente, para otros es cutrerío digno de convertirse en el hazmereír de toda Andalucía.
Sea como fuere, aunque la polémica del alumbrado navideño se haya recrudecido en los últimos años sobre todo por su tardía instalación, las críticas siempre han existido. Desde Carlos Díaz a la etapa de Teófila Martínez las críticas también se sucedían y el tema del alumbrado ya fuese por Navidad o Carnaval se colaba entre las conversaciones cotidianas de la ciudad. Desde luego que tanto para unos como para otros, el comienzo de la instalación de dichos alumbrados deben significar en toda regla, una pesadilla antes de Navidad.
@ManoloDevesa