Crónica anunciada de una repetición de elecciones. Así podríamos llamar a la decisión que se tomaba ayer tras la negativa del Rey Felipe VI a proponer algún candidato a la Presidencia del Gobierno. España estaba destinada prácticamente desde la noche electoral a unas nuevas elecciones y en cierto modo, un gran sector del país así lo asumió. Después de las escenas vividas en los últimos tiempos y de las cosas que se han dicho, era una utopía pensar que PSOE y PODEMOS podían llegar a un acuerdo. Sin embargo la repetición de elecciones nos colocará, escaño arriba, escaño abajo, prácticamente en la misma situación. ¿Qué ocurrirá entonces? ¿Volveremos a convocar elecciones en 2021? Esto puede convertirse en un bucle que ríete tú de «El día de la marmota».
Los partidos en general han demostrado mirar más bien poco por un país que lleva a lo tonto varios años sin la estabilidad necesaria para funcionar. Desde la izquierda no es la primera oportunidad que desaprovechan para formar un gobierno progresista. Desde la derecha, las manos que hoy ya se frotan pensando en el 10 de noviembre, se la han puesto en la cabeza estos meses ante el pacto al que Sanchez pudiese llegar con Iglesias o los independentistas pero sin mover un solo dedo para evitarlo… Porque quien se haya creído que el ultimo movimiento de Rivera era la salvación de unas nuevas elecciones más que el principio de su campaña electoral…
Unas nuevas elecciones no arreglarán la situación política del país. Es más, estoy seguro que el hartazgo de los ciudadanos quedará reflejado en forma de poca participación. Es una pena porque un derecho como el del voto, que se recuperó después de tantas décadas sin poder llevarlo a cabo, va perdiendo cada día más el valor que realmente tiene. Elegir al gobierno que uno crea más conveniente para su país se ha convertido en una especie de paripé para que no se note demasiado que al final gobernarán los elegidos y no por nosotros precisamente.
La verdadera revolución está en nuestras propias manos. ¿Qué ocurriría si el pueblo no acude a votar en masa? ¿Qué sensación dejaríamos en los políticos? ¿Qué mensaje le estaríamos lanzando? Unas elecciones sin un solo voto sería el peor fracaso para todos ellos. Sin embargo, como siempre habrá un sector que lo haga, nuestra obligación de votar de nuevo se hace mayúscula. Sobre todo para evitar el desastre que supondría que unos pocos votos decidan el gobierno de la mayoría. Es por eso que aunque cada vez nuestro hartazgo sea comprensiblemente mayor, debemos seguir apostando por nuestros ideales y por el privilegio que es el derecho al voto. Más que nada porque el hecho de que los de arriba no cumplan con sus obligaciones no puede convertirse en ningún ejemplo ni en una excusa para que nosotros no cumplamos con las nuestras.
@ManoloDevesa