Uno entra en el Bar Los Caracoles en primavera y parece entrar en una auténtica secta en donde solo hacen comer caracoles. Bendito vicio. Hace unos años que se mudaron a Sopranis. En realidad son los mismos que el mítico «La Palma del Hondillo», esquina Marqués de Cádiz y Ruiz de Bustamante, un lugar recóndito que resucitaba cada primavera por la fama de sus caracoles. Vaya tránsito había en la calle. Pero claro, tampoco era para prestarse al abuso y, como suele suceder en muchos negocios de Cádiz, la subida del alquiler propició el adiós a su mítico local.
Ahora están en Sopranis. Tampoco es mal sitio. Sobre todo porque solo están a unos metros del de antes. Carmen, la mujer de Ramón, encargado del desaparecido «La Palma del Hondillo» está a la cocina y fue ella quien se interesó por el local. Él está detrás del negocio, en su gerencia.
El local ha cambiado. Sobre todo en presencia. Es más pequeño pero más coqueto y moderno y sigue llenándose como ocurría con el anterior porque lo más importante, los caracoles, siguen estando igual de buenos. ¿Qué le pondrán para marcar la diferencia? Lástima que tengan fecha de caducidad. Solo de mediados de abril a julio. Por eso hay que aprovechar y visitar el bar al menos una vez por semana.

Eso sí, aunque el nombre del bar lleve a engaño, no solo de caracoles vive el hombre. Aunque a mí no me importaría… La cocina más tradicional forma parte de la carta de todo el año. Abierto de lunes a sábado desde hace cuatro años «Los Caracoles» se ha vuelto a hacer con un público fiel que asiste masivamente cada día, sobre todo en este tiempo, para apuntarse a la mayor secta gastronómica gaditana: la de los caracoles. Ay omá! Ya se me ha antojado una tarrina pa llevar. ¡Marchando!
@ManoloDevesa