Lo vivido en la ciudad este fin de semana con el prematuro fallecimiento de Juan Carlos Aragón me ha hecho una idea de lo que Cádiz pudo vivir hace 43 años con la muerte del gran Paco Alba. No se trata de compararlos puesto que las comparaciones siempre resultan odiosas pero el hecho de despedir a alguien de tanto calado en la ciudad inevitablemente les relaciona. Cádiz ha despedido a grandes nombres de la fiesta como Pedro Romero, El Peña o El Masa pero no con la enorme repercusión vivida desde el pasado viernes.
Aquel 15 de enero de 1976 la salud de Paco Alba era crítica. Había sido operado unos días antes y los rumores, al igual que con Juan Carlos, corrían por toda ciudad. No había redes sociales pero que Paco se apagaba lentamente era vox populi en todo Cádiz.
Por eso cuando aquel jueves la noticia se confirma y Paco fallece, la ciudad enloquece como lo ha hecho este fin de semana con el Capitán Veneno saliendo a la calle para mostrar su apoyo y cariño al inventor de la comparsa. Aunque en ambos casos el desenlace era esperado, la confirmación del fallecimiento cae igualmente como un jarro de agua fría. ¿Quién está preparado para la muerte?

La reacción en los medios es prácticamente idéntica: desde primera hora, las radios dedican programas especiales y los periódicos se vuelcan en homenajear a dos personajes que cuentan con un especial cariño por parte de toda la ciudad: reportajes, entrevistas con compañeros y columnas de opinión alaban la figura tanto de Paco como de Juan Carlos.
Como el mismísimo Kichi ha hecho este fin de semana, en el caso de Paco Alba, es Jerónimo Almagro, por entonces alcalde de la ciudad quien se persona ante los familiares de Paco junto a su equipo de Gobierno. A lo largo de la noche son muchos los compañeros del mundo del carnaval y de las letras los que pasan por la capilla ardiente para despedir al Brujo. En este caso, no es expuesto púbicamente y sus compañeros de agrupación y familiares portan el féretro que sale desde su propia casa en la calle San Salvador. Lo hacen en dirección a la parroquia de San José cuyos alrededores, al igual que la plaza Flagela con Juan Carlos, está completamente abarrotado de un público deseoso de darle el último adiós.

Las coronas de flores se amontonan provenientes de agrupaciones, de la Comisión Municipal de Fiestas y de amigos del propio Paco. Si con Juan Carlos y ya con la existencia de las redes sociales, los gaditanos lo homenajean a través de fotos y palabras, en un Cádiz todavía en blanco y negro, la ciudadanía rodea la iglesia de San José decidido a no dejar solos ni a él ni a su viuda e hijos. Los ciudadanos se dirigen al cementerio para darles el último adiós a un hombre que se convertirá con el paso del tiempo en toda una institución en nuestra fiesta grande. Como ocurrirá con Juan Carlos. Su muerte lo convertirá en leyenda.
@ManoloDevesa