Hay silencio en la Plaza Fragela. Ni en una procesión hay el respeto que hoy se vive aqui. El aroma del café me da en la nariz. Una chica agita un sobre de azúcar. Hace frío pero eso no ha sido problema para que desde primeras horas de la mañana se hayan personado a las puertas del Gran Teatro Falla para despedir a Juan Carlos Aragón. Claro y un café siempre ayuda.
No hay solo gente de la ciudad a la que tanto cantó. Casi al principio de la cola dos chicas y un chico vienen de Mairena del Aljarafe. «Yo aún no lo asimilo» dice una de ellas. «Sin desmerecer al resto, Juan Carlos era el mejor. Su manera de escribir, de hacer sentir…» dice mientras saca el móvil para mostrar una foto con él.
Los recuerdos se agolpan entre la gente que forma la cola que por momentos aumenta. «Lo de Juan Carlos era una forma de vivir. O te encantaba o lo odiabas» dice un chico. De Vejer vienen tambien otros y varias personas portan un ramo de flores dispuestas a colocarlo a los pies del mítico autor.
El momento en que el féretro hace su entrada en la plaza Fragela provoca una gran ovación, la emoción y las lágrimas de hombres y mujeres a los que les parece estar viviendo una pesadilla con lo que están presenciando. Miembros de su comparsa salen del Teatro visiblemente emocionados para portar el féretro y colocarlo. Es la última vez que estarán junto al Capitán.
En el hall del Teatro y bajo una imagen suya, el féretro es colocado para que los ciudadanos y ciudadanas le den su ultimo adios a quien tanto les hizo disfrutar. Sin embargo nos quedan sus coplas, que desde hoy cobrarán más fuerza si cabe. Se ha ido un mito pero ha nacido la leyenda.
@ManoloDevesa / Fotos: @ManoloDevesa y Fernando Devesa Molina