Quien fue MARÍA ARTEAGA y otros nombres de la famosa calle

Nos situamos en la plaza de la Cruz Verde, hoy rebautizada como Antonio Martín. Si damos la espalda a la calle que viene del mercado de abastos, nos encontramos con dos. Nuestra historia se centra hoy en la calle de la derecha: María Arteaga. ¿Quién fue ella y por qué tiene una calle en Cádiz?

Para empezar la calle no siempre respondió al mismo nombre. Si hoy tiene nombre de mujer, antes lo tuvo de varios hombres: Enrique Gila, Callejón Enrique Rile o Francisco Cardoso. Aunque se llamó Santa Cruz, Peñalba o Nieto de Molina por el poeta gaditano, también tuvo el nombre de Campo de la Jara y Cererías, por la cantidad de tiendas que había por la zona. Unas docena donde se dedicaban a blanquear y trabajar la cerca. La importancia es tal que son muchas las voces que apuntan a que era en Cádiz donde mejor se trabajaban las ceras y de hecho el escritor sevillano D. Gutierre de Cetina, que más tarde fue regidor perpetuo, obtuvo el privilegio de Título Real de Visitador de las Cererías.

Sin embargo es su nombre actual el que más curiosidad nos da. ¿Quién fue María Arteaga y por qué tiene una calle en Cádiz? En realidad su nombre completo era el de Maria Ana de Arteaga y Berovia, de origen vasco pero nacida en San Fernando, donde viven sus padres, Juan Pedro de Arteaga y Ochoa, caballero del hábito de Santiago, regidor perpetuo de San Fernando, y Beatriz de Berovia Linier.

María Ana recibe una cuantiosa herencia y pese a que desea ingresar en la orden carmelitana de la Reforma, con solo 21 añitos decide casarse con el vizcaíno Manuel de Arriaga y trasladarse a Cádiz capital a vivir. Concretamente a la calle Capuchinos.

Su matrimonio se rompe por el fallecimiento de su esposo. Poco tiempo después recibirá una Cédula Real de Fernando VI en la que se les faculta a ambos para la fundación del Colegio de la Enseñanza. Así que tres años después y gracias a ella llegan a San Fernando el 21 de noviembre de 1760, cuatro religiosas de coro y una coadjutora del convento establecido en Tudela (Navarra) para a fundar el colegio, situado hoy en la calle Real. De ahí que como muestra de agradecimiento, San Fernando le haya dedicado dos calles al matrimonio. Pero ni mucho menos es la única obra de beneficiencia de Arteaga. María Ana logra fundar el Hospicio de los Religiosos de la orden de San Francisco y las Escuelas Públicas para varones entre otras cosas.

El 28 de septiembre de 1783 y con 75 años, María fallece siendo enterrada en la iglesia del convento de los capuchinos en Cádiz. Cuatro años más tarde, la escuela de niñas, a cargo de religiosas carmelitas, abren con la consigna de admitir alumnas de forma gratuita y de cualquier barrio de la ciudad siempre que sus padres no pudieran costearles la educación. El 16 de febrero de 1893 Cadiz le rinde homenaje dedicándole una calle.

@ManoloDevesa

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