«Que hablen de nosotros aunque sea mal». Parece ser la estrategia seguida por VOX. Sin embargo hay otra que cada vez se cuela más en las conversaciones y que parece estar de moda: le estáis haciendo la campaña a los de VOX cada vez que habláis de ellos. Entonces pregunto: ¿debe uno quedarse impasible ante las numerosas faltas de respeto de las que está haciendo gala el grupo ultraderechista?
¿Debemos mirar a otro lado cuando hace unos días uno de sus miembros ha soltado la salvajada de que si tuviese un hijo gay lo llevaría a terapia alimentando y normalizando algo tan horrible como la homofobia? ¿Debemos quedarnos callados cuando dicen que cada español de bien, que miedo me da el concepto que tendrán sobre eso, debería tener su propio arma para usarla en casos de necesidad? ¿De cuál hablamos? Porque la necesidad es algo tan subjetivo que cada uno de nosotros tiene la suya propia. Ellos que tanto aman a su país, ¿quieren situaciones tan horrendas como las que se viven en países como EEUU por el hecho de que allí cada persona puede disponer de un arma?
Por lo visto, que siembren la duda sobre la violencia machista por la que cada vez mueren más mujeres, la última hoy mismo en Loeches, no es algo tan grave como para criticarlos porque si se hace, uno les está haciendo la campaña. Tampoco debemos ver con malos ojos el desprecio con el que hablan de la memoria histórica llamando «buscahuesos» a quienes lo único que hacen es recuperar los restos de asesinados a los que se les privó de algo tan básico como descansar junto a su familia. Además, la chulería de la que tanto hacen gala les ha empujado, lejos de pedir disculpas, a decirnos que nos pongamos un chubasquero para que todo nos resbale, como hacen ellos con la realidad que los rodea y que están empecinados en obviar.
Imagínense una España en la que el dedo vuelva a señalar a los homosexuales, en que las mujeres tengan que pedir perdón por sentir como el machismo las golpea, veamos a los inmigrantes como un enemigo y, para más inri, cada español tenga una pistola en su casa. Al final fue la política quien separó a Cataluña del resto de España y será ella quien se encargue de seguir diviéndonos más porque yo al menos no quiero una España así. Una España que da pasos agigantados hacia atrás ante el aplauso de los palmeros de turno, que con banderas en mano, lo único que provocan es cualquier sensación menos orgullo.
Y no nos engañemos y pongamos las cartas boca arriba de una buena vez: el rollazo de no hablar de VOX para no darles difusión y hacerles la campaña no es más que una excusa pobre y cutre de sus numerosos afines con el fin de evitar que se les cuestione y critique. Algo que se ha hecho con cada uno del resto de los partidos. Y ellos, desde luego, no van a ser ninguna excepción.
@ManoloDevesa